Blogia
El blog de Angel Arias

Carta desde Europa: Toreros, duquesas, archivos y ortizinas

Esta Carta desde Europa fue publicada el 10 de enero de 2005 en el diario El Imparcial de Oaxaca.

  Mi querida amiga, le escribo hoy desde la postración a que me ha llevado un nuevo ataque gripal, o algo parecido, que a mi edad ya no me es tan fácil discernir entre las victorias de los virus y los decaimientos del ánimo. No tengo fiebre, y tampoco se me atragantaron las uvas como a la Duquesa de Alba, Doña Cayetana, que confiesa que nunca pasa de la tercera.

No me duele nada concreto –ni siquiera esa parte del alma a la que nuestro poeta
Miguel Hernández, seguro que en horas bajas,  dotó de sexo masculino-, pero cada vez me cuesta más levantarme de la cama. Mi amigo campesino de Lumbrales (un pueblecito de Salamanca en donde tengo un huerto abandonado), cuando filosofa conmigo sobre ese gusto por yacer en solitario, explica, para él y para mí, “que el cuerpo va pidiendo nicho”.   

Algo ha de ser. El desasosiego de ignorar donde se encontraba exactamente mi hija en estos días de catástrofes, en lo que iba a ser para ellos un viaje de placer por la India y se les convirtió en un sobresalto inolvidable, sentó a mi mesa de Fin de año el fantasma de la soledad con la que conduzco mi existencia.

En mis cartas a Vd. he procurado no referirme a mis estados de ánimo, pero, al fin y al cabo, seguro que en ellas han dejado su huella. La historia de la humanidad, incluso las historietas de los más humildes seres humanos, no solamente refleja la perspectiva de los vencedores, sino el estado de ánimo de sus cronistas.
 

Esto viene a cuento, porque desde la vieja Europa estamos obsesionados por descubrir dónde se hallan nuestras raíces comunes, lo cual nos sumerge ineluctablemente en la fantasía. Designada como paradigma de esa introspección colectiva, Cork, una de las poblaciones más antiguas de Europa, en Irlanda, será este año la “capital europea de la cultura”.

La presidenta de este pequeño país desconocido,
Mary McAleese, ha recordado que de la ciudad partieron en el pasado miles de aventureros para descubrir su América particular, en un flujo duradero de inquietudes que incluyó a un antepasado de John Fitzgerald Kennedy, y también a los que empezaron desde allí la única singladura del Titanic hacia ninguna parte.

La ciudad celta ha tomado el relevo de Salamanca, que fue capital de la cultura europea en 2002. Los festejos comenzaron con un homenaje al río Lee, del que la leyenda afirma que se originó con el rastro de la serpiente que huía de
San Finbarr, fundador de la ciudad en el siglo VI, y que, con estos antecedentes, tengo la fundada sospecha de que nunca existió.  

En un ámbito más general, se duda también de la existencia de los tres Reyes Magos, aunque, en contraste, parece cada vez más segura la de Papá Noel. En España, la mayoría de los niños dirigen ahora sus cartas de petición de juguetes a este invento moderno, hijo de la Coca Cola y de la adulteración.

Lejos los tiempos, estimada señora, en que los niños formábamos colas ante
Aliatar, enviado especial de sus altezas celestiales, y, en la víspera de Reyes, creíamos a pies juntillas en la segura omnipotencia de quienes indefectiblemente nos habrían de decepcionar al día siguiente. Primero fue que los rostros de Melchor y Gaspar, recogidos por la televisión en miles de celebraciones simultáneas, se transmutaban en cada ciudad, tomando incluso parecido con alcaldes y políticos locales. La desconfianza aumentó cuando alguien llegó a identificar al moreno Baltasar con un famoso jugador de fútbol, impostor sin ningún parecido con el rostro verdadero de este Rey, tiznado de hollín y con gruesos labios de carmín. Y en fin, todo el encanto se cayó cuando sus Majestades de Oriente abandonaron las carrozas abarrotadas de cajas de colorines, por desfiles publicitarios y grupos de muchachas semidesnudas con botas altas, sayones romanos, tíos con cucuruchos procesionales y otras parafernalias del circo de las vanidades.  

Aquí, en Madrid, este año, el rey Melchor eligió pasearse en un caballo, Baltasar se subió a  un elefante y Gaspar se encaramó a un dromedario. Incluso trascendió que, para conseguir su encarnación humana, hubo que acudir a otro concejal del Partido Popular, porque, rompiendo la tradición, desde Izquierda Unida nadie estuvo dispuesto a travestirse.

Me dicen que en Oaxaca, sus Majestades han preferido montarse en los caballos, pero que les faltaron juguetes porque no contaban con que acudieran a saludarles tantos niños. A quién se le ocurre repartir sus regalos a la luz del día y en plaza pública.
 

Por otra parte, cualquiera sabe lo que puede contentar a los niños de hoy. Con esta afición general a la motorización, me cuentan que hay criaturas que han pedido a sus padres como regalo una moto, destinada a servir como juguete para niños de más de cinco años de edad, que se ha descubierto que puede alcanzar los 50 km por hora. Fue retirada del mercado, pero no descarto ser arrollado cualquier día en una acera por un mocoso con chupete.  

Con este afán por adelantarlo todo, de querer ser adulto a los doce años y empujarnos a la vejez con cuarenta y cinco, no es de extrañar que las rebajas de enero empiecen ya en la mayoría de los comercios en diciembre. Y menos aún que, como se quejan algunos entendidos en el tema, no sean tales, porque, incumpliendo la legalidad, los precios se suben en los días previos para anunciar luego rebajas del 20%. Me ha parecido, sin embargo, ingenioso que un pueblo segoviano, Abades, adelante desde hace años, 24 horas el reloj de la plaza, para celebrar la nochevieja sin tener que sufrir los apagones que se producían ese día de tanto consumo energético. 

Por cierto que en Salamanca andan revueltos, porque una comisión de expertos ha aconsejado al Gobierno que se devuelvan a Cataluña los papeles que estaban en el archivo de la ciudad, incautados durante la guerra civil. El grupo de sabios elegido para remendar la historia y reavivar rescoldos de las dos Españas, estuvo presidido por Federico Mayor Zaragoza, y  entre las explicaciones públicas que se han visto obligados a dar todos sus componentes, me apetece destacarle las de Jose Alvarez Junco, director del Instituto de Estudios Políticos y Constitucionales, que ha dicho que la decisión se basó en razones justas y legitimas, pero que en adelante solo podrán reclamar la devolución del patrimonio aquellas instituciones que “hubieran existido en el momento de las incautaciones”.  

No se si los colectivos magonistas de su hermosa ciudad encontrarán ahí fundamento legal para pedir que se les devuelvan algunos trofeos de la conquista de México. Pero le debo adelantar que el alcalde de la ciudad del Tormes, Julián Lanzarote, ha montado en cólera y defiende la inmovilidad de los papeles, (más de 500 cajones), declarando zona peatonal al barrio antiguo donde está el archivo, que ha protegido con vallas y bolardos, además de con fornidos policías locales.  

Qué difícil resulta contentar a todos. La aprobación del proyecto de reforma del Estatuto vasco, como le dije en un correo anterior, ha abierto un nuevo frente de discrepancias en la España de las autonomías. Con parecidos argumentos, aunque variando las formas, los dirigentes de los pueblos más ricos de mi país, desde el País Vasco a Cataluña, quieren gestionar más dinero desde sus instituciones locales. Javier Rojo, presidente del Senado, la Cámara que debiera haber servido de foro de encuentro para las autonomías, expresa con prudencia que se podrá reformar la Constitución, pero que no hay que romper la “caja única”, símbolo de la solidez y cohesión de España.  

Hermoso regalo de Reyes fueron los 18.000 euros que le supuso el Premio Nadal a Pedro Zarraluki, al elegirse como ganadora su obra, “Un encargo difícil“, de entre 273 novelas. El encargo que forma la trama de la novela no es solucionar el tinglado autonómico, sino matar a un individuo, recluído en la isla de Cabrera en la inmediata postguerra civil. Tres personajes femeninos son los encargados de defender, cómo no, los valores éticos y la armonía. 

Me ha gustado leer que David Summers, cantante del los Hombres G, recomiende Oaxaca como lugar de vacaciones, aunque lo defina sorprendentemente como “un lugar muy hippy, adonde iban los Beatles a fumar marijuana”. Debe haber muchas Oaxacas, o ese lance es un quite por ortizinas, adorno torero muy poco común que prodigó en la Monumental de México Humberto Flores, en esta última Feria. Ya se que Vds. no pueden disfrutar de este espectáculo porque las corridas de toros están prohibidas en su ciudad, desde los tiempos de Benito Juárez, en 1867. Lo siento. Tan duro impedimento solo se lo saltó, obviamente a la torera, Diódoro Carrasco Altamirano, en 1992, entonces candidato a gobernador por el PRI, y al que, ignoro por qué razones celestiales, Dios castigó haciendo que la corrida fuera un completo fiasco.

Hasta siempre, querida Sra. Ya sabe que escribo cada una de mis cartas como si cada una fuera la última. No espero su respuesta, pero, en contrapartida, no me comprometo. La quiero con toda la fuerza de mi imaginación.

2 comentarios

Administrador del blog -

La frase que he atribuído a un campesino de Lumbrales en mi escrito de parcial ficción, la escuché, en realidad, en un pueblo lucense.

También del mismo entorno guardo otra para calificar los barrigoncios cincuentones: "As paredes vellas abomban".

Rafa Ceballos -

Parece como si el tiempo tampoco pasara, para algunos escritos temporales. Menos por las alusiones navideñas, podría estar escrito ayer.

"El cuerpo va pidiendo nicho". Qué frase. En principio me ha encantado la sentencia del labriego de Lumbrales y he pensado acomodármela y soltarla de vez en cuando. Luego, me he imaginado en el momento de meterme en la cama recordando la frase... y se me ha erizado hasta el alma. Es brutal ¿o es Ignaciana?. Quizás, aunque ya no lo quiera, no voy a poder desprenderme de su recuerdo; va a ser como las inscripciones de algunos relojes "todas, hieren; la última, mata" "Tempus fugit".
En fin, lo que de verdad está pidiendo el cuerpo es jarana, el reencuentro tumultuoso de los compañeros de trabajo, de tertulianos y amigos en esta nuestra rentrée particular.