Carta desde Europa : Imanes, juegos de azar, dulcineas y santas
Este articulo fue escrito para El Imparcial de Oaxaca el 26 de diciembre de 2004.
Mi querida amiga, me permitirá que hoy dedique mi correo, además de a Vd., a todas las mujeres. No pretendo con ello compensar agravios ni recuperar cuotas mínimas. Mis razones son prosaicas y tienen su seguro origen en que pasé la Nochebuena solo, leyendo a saltos el Quijote y meditando sobre el papel que la mujer juega en mi vida.
Por la tarde, cuando me acerqué al centro de Madrid para gozar del ambiente, pasé bajo los arcos de iluminación que la austríaca Eva Lootz colocó en el Paseo de Recoletos. Las luces componen palabras que, según esta artista plástica, están relacionadas con la Navidad, aunque, en mi opinión, abarcan un muestrario tan variopinto que más bien parecen elegidas al azar de un Diccionario. Los transeúntes pueden escoger entre palabras muy distantes como dignidad y lujuria, estupor y garaje, inútil o serpiente, que, en mi opinión, tienen la misma relación con el espíritu navideño que el culo con las témporas (ninguna de estas dos palabras, por las que me disculpo si le ofenden, están en la propuesta luminosa).
En estas fechas, yo me vuelvo aún más tradicional, y de haber estado Vd. aquí, o alguien de mi familia, habría preparado unas flores de Navidad con la receta de la Tía Petra, una lúcida centenaria a la que llaman así en Miranda del Castañar, en Salamanca, y que todos los años mezcla siete huevos, un tazón de harina, azúcar y un cuartillo de agua para hacer cincuenta delicadezas comestibles que reparte a los vecinos.
Mi hija que, como Vd. sabe, anda de excursiones por la India, me ha escrito desde un ciber-café de Nueva Delhi para contarme que ha llegado muy bien y que va a pasar el fin de año en Agra. Un lugar muy adecuado para románticos, y más desde el frío con la que este invierno nos anuncia su presencia, ya que en esa ciudad está el Taj Mahal, el templo de amor que el emperador Shah Jenan mandó construir a la muerte de su esposa Arjumand Banu, que le dió 14 hijos.
Pero no creo que el recuerdo de tanta fertilidad ni un marco tan impresionante despierten en los jóvenes de ahora los mismos sentimientos que a sus padres. Lo percibo incluso en los juguetes. Las niñas de mi generación se pirraban por poseer una Mariquita Pérez o un Juanito, con su carita neutral de porcelana. Mi hija y sus colegas han jugado con decenas de Barbies, a las que se pasaban el día vistiendo y desvistiendo.
Pues bien: las niñas de ahora, van a jugar con unas miniaturas de sí mismas, porque sus papás pueden encargar muñecas con el rostro y el corte de pelo de sus hijas. Puedo suponer incluso que, si con el tiempo a las nenas no les gusta la cara del juguete de plástico, podrán llevarla al cirujano y ordenar un remodelado de sus facciones.
Una adaptación correctora que será más barata, y menos arriesgada, que el proceso seguido por Feng Qian, nombrada a sus 22 años Miss Belleza Artificial de China, después de haber sufrido seis operaciones de cirugía estética, sin encomendarse a Mao ni al diablo. Abro mi boca de estupor ante la estupidez humana.
El que hubiera estado mejor con la boca cerrada, es el imán de Fuengirola (Málaga), Mohamed Kamal Mostaza, que pasó 20 días en chirona por haber escrito un libro, que además no vió la luz, sobre “La mujer en el Islam”. En él instruía a sus fieles varones sobre cómo castigar a sus mujeres sin dejarles cicatrices ni hematomas. Fue condenado por la Audiencia de Barcelona a 15 meses de cárcel y a pagar una multa, pero acaba de ser puesto en libertad porque ya no se le apreciaba peligrosidad social.
En realidad, a la inmensa mayoría de los condenados a penas inferiores a dos años, cuando no tienen antecedentes penales, se les suspende la pena, pero el imán se fue al trullo por el escándalo causado por sus declaraciones. La abogada Maria José Varela, portavoz de decenas asociaciones de mujeres que ejercieron la acusación popular, dice estar “horrorizada” por la decisión de excarcelarlo, que es justamente el sentimiento contrario que expresan Hamen Salah y Radua Kamal esposa, e hija, respectivamente, del convicto, que desean “empezar una nueva vida”, pero no van a cambiar de presunto torturador, porque “siempre han sido felices con él”.
Esa interpretación del Corán de que el amor con sangre entra, no es nueva, sin embargo. La Corte de Casación de los Emiratos Arabes Unidos ya había dictaminado que el marido tiene derecho apegar a su mujer para disciplinarla, “siempre que los golpes no dañen sus huesos ni deformen su cuerpo. “
Pero desde nuestra formación cristiana estamos autorizados a tirar la primera piedra. La socióloga mexicana Sylvia Marcos, profesora en la Autónoma de México, editora de un libro sobre Religión y Género y beligerante en la materia, nos ha recordado que “las religiones de base cristiana propagan la animadversión a la mujer, situándolas en una categoría inferior, identificándolas como símbolo de la carne, del pecado y de la tentación.” Hace un par de años –creo que con ocasión de la visita del Papa Juan Pablo II a México en el 2002-, y al par que criticaba al Pontífice su furor canonizante, Sylvia manifestó su desacuerdo agnóstico con haber hecho santas, y, por tanto, ejemplos a seguir, a Elisabeth Mora y Gianna Beretta. La una aceptó hasta morir recibir “las golpizas de su marido” y la otra ofreció su vida antes que consentir en abortar.
Lo que no le perdono a Sylbia es que haya dudado de la existencia de Juan Diego, porque por ese camino acabaremos negando la existencia de la Virgen de Guadalupe. Con tantas dudas respecto al ideal femenino, comprenderá Vd. que me haya inclinado en esta Nochebuena por la abstracta contundencia de una campesina como Dulcinea del Toboso, preparando ya que el próximo año se celebrará el cuarto centenario de su nacimiento literario. El Quijote, que no prodigaba halagos, dijo de ella que “en ser hermosa ninguna le iguala y en la buena fama, pocas le llegan”.
Aunque si tuviera que elegir un modelo de carne y hueso, me inclinaría hoy por Pilar Manjón, cuya mirada muy triste nos recuerda a todos que perdió a un hijo en el atentado vergonzoso del 11-M. Contando su verdadera historia, aprovechó su comparecencia en la Comisión Parlamentaria que investiga los entresijos de esa masacre fundamentalista, para poner a caldo a los políticos, que, en su opinión dolorida, siguen comercializando votos con el dolor de las víctimas. Solo salvó de su denuncia genérica a tres mujeres: Trinidad Jiménez, Inés Sabanés y Matilde Fernández, todas ellas con la misma orientación izquierdista de la compungida madre.
Como yo quiero ser neutral, voy a añadir por mi cuenta y riesgo en la chalupa salvadora a Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, y afiliada al PP, que, a pesar de las bombas y de la violencia, quiere mantener como máxima seña de identidad de Madrid, “estar abierta a todos y a todo.”
Usted sabe que había creyentes de que el premio gordo de la Lotería de Navidad tocaría este año en Madrid, pues se pretende detectar una tendencia en el azar para compensar la desgracia con los premios del Bombo. Pero no ha sido así, y la suerte ha vuelto a visitar sin razón social la expendeduría de La Bruja de Sort, en Lleida. Pero si me sigue en el secreto, yo explico en parte tanta suerte porque allí han vendido este año más de 150.000 billetes, superando a Doña Manolita, en la Gran Vía de Madrid, que apenas llegó a los 94.000.
Teniendo en cuenta que el sorteo más famoso de España consta de 66.000 números y que de cada uno se hacen 195 series, resulta que ese pueblo leridano es responsable del 1% del total jugado en toda España. Una inversión, de todas formas, productiva. Pero hay quien prefiere llamar a la casualidad para hacerse rico, imprimiendo papeles con las propias palabras, como Joanne Kathleen Rowling, que ha terminado su sexto Harry Potter, en lo que será un nuevo éxito de las aventuras del niño mago y sus amigos del colegio Hogwarts. La vida de esta escritora, Premio Príncipe de Asturias de la Concordia el año pasado, es un ejemplo de resistencia a la adversidad. Escribió su primer libro en una cafetería, con su hija mayor en brazos, porque, recién separada y pobre, no tenía otro sitio donde calentarse mejor.
Le voy a confesar, sin embargo, que a mí me gusta más como escribe Elfriede Jelinek, la austríaca que fue designada Premio Nobel de Literatura en el 2004, y que no se acercó a recoger el galardón en Estocolmo el 10 de diciembre, coherente con su desprecio al fulgor de cualquier recompensa por escribir, que no sea la del aprecio de los lectores. Feminista sin pelos en la lengua, como lo demuestra en sus novelas Deseo o Las amantes, (las dos que yo he leído), es una radical defensora de los derechos humanos, que protesta de paso por la desaparición del lenguaje en la literatura, porque deja de ser lenguaje cuando se negocia con ello.
Como de literatura voy servido, esta noche me voy a acostar después de escuchar a Desdémona en la voz de lírico spinto de la desaparecida Renata Tebaldi. Mientras lo hago, trataré de comprender por qué María Callas, cuando le pidieron que opinara sobre ambas, dijo que “no se podía comparar el champán con la Coca Cola”. Pero me temo que no descifraré el enigma. Como me gustan las dos, supongo que de haber conocido mejor a Santa Teresa, tal vez la divo de peor genio hubiera afinado un poco más y repetido sencillamente aquello de “Cuando perdiz, perdiz, y cuando penitencia, penitencia.” No siendo además celoso, ni tampoco buen crítico, y sin capacidad ni ganas para interpretar a Otelo, me soñaré sentado al lado de Verdi, con la cabeza de Vd. apoyada en mi hombro.
Así imagino mi feliz entrada de año, mi buena amiga.
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