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El blog de Angel Arias

Cuadro comentado: Terraza de restaurante bajo luz artificial

Cuadro comentado: Terraza de restaurante bajo luz artificial

Este Cuadro de formato 38x46 (cm) está realizado en acrílico y óleo, a partir de un dibujo que realicé en una de mis muchas veladas en solitario en la terraza del restaurante Alnorte, que fue de mi propiedad (y de mi sufrida esposa) durante varios años.

No es un apunte, sino que responde a la recreación imaginaria de los elementos que me parecía que reflejaban mi concepto de la restauración o, aún más precisamente, lo que yo deseaba que fuera apreciado por los clientes de mi restaurante.

El Cuadro contiene ciertos elementos de referencia, que ayudan a situarse en ese local y no en otro.

La terraza cubierta, muy singular, abierta a una plazuela del Madrid de los Austrias. Un calefactor (que, por cierto, nos robarían al poco tiempo, en las propias narices de la Capitanía de la Legión, junto a los tres compañeros que habíamos adquirido para crear un ambiente cálido en el frío invierno de la ciudad). La reja -a la derecha, en el ángulo superior- que habíamos querido conservar, a pesar de la oposición de nuestros consocios iniciales, y que sería también otro elemento de identificación del restaurante.

En Cuadro está realizado en colores vivos, naranjas, azules y rojos, poco habituales en mi pintura. Me gustó crear con ellos una atmósfera cálida, próxima, acentuada por la presencia, solícita, de una persona -no exactamente una camarera, una mujer joven- que acerca una bandeja con una botella. El destinatario ha tomado ya otra copa, como resulta deducible, por tanto, y ya ha comido. Se supone que bien.

¿La fecha del Cuadro? Aunque el boceto es anterior, lo realicé en 2006, en un momento de plena devoción neo-expresionista, con trazos rápidos y sueltos. Hay varias figuras superpuestas, como es habitual en mis cuadros, con la intención de favorecer varias lecturas, de las que podrán disfrutar -si lo desean- sus propietarios actuales y sus eventuales espectadores.

La joven no mira al frente, sino hacia el centro del Cuadro, en el que hay dos cabezas, una de ellas, sonriente, como reflejadas en un espejo (también puede ser una mesa, puesta vertical). Otras sombras, perfiladas en verde, se introducen hacia la derecha de la figura, más o menos en la situación en que se encontraba la puerta que daba acceso al interior del restaurante.

A la izquieda, se ve la silueta verde de un árbol (un pino), que, como todos los que utilizábamos para decorar la frialdad de la terraza, nos fue también robado -o quemado por los efluvios de los clochard que poblaban la zona y que no dudaban en utilizar la terraza como lugar de pernocta cuando cerrábamos el local, obligándonos a hacer a diario una desinfección y limpieza absolutas del área-.

He querido que la naturaleza de mi querida Asturias, las esencias de todo el Norte español (no en vano dedicamos el restaurante a la cocina del arco atlántico, a la mejor cocina norteña), se reflejara también en la parte inferior del cuadro, avanzando hacia el observador, como si entrara por uno de los huecos de la terraza, entre las dos columnas. Esa tierra roja, fértil, mezclada con los azules del mar, es la constatación de mi añoranza por el paisaje del que no podía disfrutar en Madrid.

Uno de mis Cuadros más personales y, por ello, de los más queridos que he tenido la suerte de regalar a quienes, estoy seguro, sabrán apreciarlo como pocos.

2 comentarios

Ana -

Vaya me lie con el otro post...saludos de nuevo.

Ana -