A barlovento: La inteligencia como introducción a la noosfera digital en la visión de Jose Antonio Cobeña
Hay un universo, que algunos dicen virtual, que se está construyendo con los sólidos ladrillos de la necesidad de comunicar, de saber e interactuar. En sus espacios, muchos aún por explorar, se van afincando las tiendas de campaña de los que va llegando, y a menudo los asentamientos se realizan al margen de lo trillado, allí donde pocos se aventuraron a estar, y si lo fueron, vagaron por sus respetos como les vino en santa gana.
Quien se adentra en ese espacio, no va buscando el oro, ni se trata de descubrir ninguna tierra prometida. No hay planos -en todo caso, vagas indicaciones-, no hay promesas de Paraísos ni goces terrenales -aunque no faltan quienes sueñan con hacerse algo menos pobres excavando en los acotados virtuales, buscando raras monedas de oro publicitarias, que otros desdeñan sin dudar-.
Para tranquilidad de escrúpulos, no hay indígenas a los que arrebatar sus propiedades; si acaso, merodea algún alienígena buscando comida entre los restos, canivalizando lo que otros idean. Eso sí, hay que batallar contra millones de virus, cada vez más potentes, para los que hay que renovar a diario las mosquiteras, y, aún así, estamos todos infectados de un paludismo crónico.
Es difícil explicar el atractivo de este espacio. Porque si el riesgo es alto, el premio es improbable, indefinido, tardo ; incluso, impretendido. La amenaza de amanecer con el campamento destruido está siempre presente; la gloria, si llega, será probablemente efímera.
Mientras tanto, imparable, esta comunidad de esforzados no solamente crece, sino que mejora sus calidades, genera interacciones, se afianza. Se producen sindicaciones robustas entre ellos y, desde algunos lugares, a modo de montículos, se alcanza a ver más lejos y mejor lo amplio que es el horizonte: la libertad.
Ese espacio del que escribo es la blogosfera, que no es, por supuesto, coincidente con el conjunto de la noosfera digital, pero con el que tiene un subconjunto intersección la mar de interesante. Entre las satisfacciones que me ha producido este espacio virtual, la mayor, es haber descubierto nuevos amigos, gentes a las que solo conozco (de momento) por lo que escriben. Almas casi gemelas a las que no necesito poner cara ni ojos.
Uno de ellos, entre los mejores, es José Antonio Cobeña, y hoy quiero rendir homenaje especial a su manera de juzgar la realidad, inteligente, sincera, libre. José Antonio ha publicado en internet un libro sobre La inteligencia digital y la noosfera. Solo he podido bajarme una parte, porque por algún problema del soporte de las comunicaciones, el envío se frusta sin llegar al final. Pero si aún no he podido leerlo por entero, por culpa de esas dificultades ajenas al creador, lo recomiendo ya; lo recomendaría incluso a ciegas.
Seguro que el recorrido de José Antonio por la noosfera que se manifiesta a través de las pantallas cibernéticas, hará disfrutar. No siempre se puede ir de la mano en el mundo de las días, conducidos por un guía lúcido, sereno, prudente, sabio.
3 comentarios
Administrador del blog -
Entre tanto, pude bajar correctamente el Libro. Respecto a las islas desconocidas, me incorporo a la búsqueda con gusto. La noosfera digital (y la analógica) obliga.
José Antonio Cobeña Fernández -
Un abrazo,
José Antonio Cobeña
José Antonio Cobeña Fernández -
Solo quería ofrecerte el envío del libro por correo electrónico, pero no he podido localizar tu dirección. Lo dejo a tu elección. Gracias.
José Antonio Cobeña