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El blog de Angel Arias

Al socaire: Más sobre los incendios de Galicia, las opiniones políticas y la Ley de Montes

Se va consolidando la sospecha de que los incendios -en número superior a los cien- que asolan los bosques de Galicia, y en especial, las masas forestales próximas a los núcleos urbanos, han sido provocados. Al menos, una mayoría.

El propio presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, desplazado desde hace dos días a la zona, ha expresado esa opinión, basándose en que es prácticamente imposible que se produzcan simultáneamente, desde diferentes focos próximos, tantos incendios, independientemente de la valoración que pueda hacerse de las condiciones de sequía que está padeciendo todo el país.

También está desplazado en Galicia el líder de la oposición, Mariano Rajoy, quien, en sus declaraciones, ha recordado que el PP ha propuesto una serie de medidas (33) hace más de un año, y precisa que no pretende criticar al Gobierno, sino pedir mayor eficacia en sus actuaciones y, más en concreto, que se nombre un coordinador único que tome decisiones en todos los frentes, repartiendo los efectivos, según prioridades; también ha criticado, siguiendo a Zaplana, que se haya dado importancia al conocimiento del gallego en la selección de los expertos en las oposiciones para cubrir las plazas de bombero forestal.

El Consejo de Ministros del 22 de Julio había aprobado medidas para prevenir y combatir incendios forestales y para mejorar la coordinación entre las administraciones, prohibiendo  hacer fuego hasta el 1 de noviembre en espacios abiertos o fumar en las zonas forestales de alto riesgo. El Consejo creó también un Centro Nacional de Coordinación de la Información sobre incendios forestales. La prohibición de hacer fuego en  zonas abiertas" incluyía la quema de rastrojo, fogatas en zonas recreativas o de descanso, y también cualquier actuación que genere chispas, como fumar, prohibiciones que se incluyeron en un Decreto-Ley con medidas extraordinarias.

Estas medidas se estructuraron en tres  ejes: sistema de indemnizaciones y ayudas a los afectados, medidas extraordinarias para prevención y extinción de incendios y la mejora de los servicios de coordinación y cooperación entre administraciones.

Junto con la prevista mayor dotación de medios (por ejemplo, más hidronaves adaptadas para combatir incendios, con posibilidad de conducción nocturna), se indicaba la colaboración inmediata con las Administraciones regionales para la limpieza de los residuos forestales, el refuerzo del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y el reconocimiento como policía administrativa de los agentes forestales.

El vicepresidente de la Xunta, el nacionalista Anxo Quintana, opinó, por su parte, que la primera causa de los numerosos incendios en Galicia era "el abandono del medio rural", en especial, durante los últimos años del Gobierno del PP, y concedía menos importancia a la responsabilidad concreta de la actuación de los pirómanos. (tomado de sus Declaraciones a RNE).

Coincido con Quintana en que el medio forestal, rural, está totalmente abandonado, y que en Galicia no se valora el bosque, que pasó a ser, de considerarse una riqueza, un estorbo para el propietario. Puede que algunos de los pirómanos, sean "terroristas que se dedican a prender fuego todos los días, dispuestos a hacer mucho daño". Pero prender fuego al monte (de otro, y a veces, incluso al propio) no es ajeno al programa de actividades de algunos desaprensivos. Recuerdo que el año pasado un maestro de un pueblo de Galicia, indicaba que uno de sus alumnos, en una redacción en donde debería contar lo que había hecho el fin de semana, confesaba con ingenuidad que "había ido con su padre al monte a encender unas candelas".

A estas actitudes, se une, por supuesto, un "tiempo seco", que dificulta las labores de extinción. 

Es necesario que la modificación de las competencias policiales vaya acompañada de la modificación del Código Penal para el endurecimiento de las penas, porque quemar un monte es muy barato penalmente hablando. Y habrá que hacer un examen profundo sobre la nueva Ley de Montes, (Ley 43/2003), que ha venido a consolidar la desposesión del propietario de las masas forestales, convirtiéndolo un mero detentador de la propiedad, sujeto de múltiples responsabilidades y limitaciones, pero con muy pocas ayudas reales y escasas opciones para su disfrute económico.

Ahí también buscaría yo el desinterés de muchos propietarios, con poca conciencia social y ecológica, por la protección de unos bosques a los que no encuentran ninguna o escasa rentabilidad. 

Si el lector quiere saber más y tener su propia opinión, basada en la de especialistas, le aconsejo, en fin, visitar la página del Colegio de Ingenieros de Montes sobre el tema.

4 comentarios

Administrador del blog -

Magnífico colofón a mi comentario sobre los incendios en Galicia, que incorpora la autoridad de dos amigos de altura, los Profesores Tamames y Ceballos.


¿Qué más decir?. Sabemos todos lo importante que es prevenir, evitar que el daño se produzca.

Una corriente ideológica desquiciada ha puesto de moda las guerras preventivas, pretende justificar ofender primero para evitar un daño. Estoy en desacuerdo.


Pero, en cambio, cuánto habría que dedicar a mejorar una tarea consciente, bien planificada, aplicando los recursos justos, al cuidado de las masas forestales en España.


Para evitar que tengamos luego que llevarnos las manos a la cabeza, por lo que no hemos querido o sabido hacer a tiempo para defender lo que apreciamos.


Los voraces incendios -sean causados por pirómanos enajenados, por intereses bastardos, por capos que quieran derivar nuestra atención de sus manejos, por descuidados e imprudentes...- se evitarían de raíz si cuidáramos nuestros bosques, como tantas veces se ha dicho: limpiándolos con asiduidad de malezas y rastrojos, ordenando su explotación con criterios racionales, favoreciendo la rentabilidad de las masas forestales, tanto como recurso paisajístico para el disfrute de todos, como riqueza sostenible para que sus propietarios obtengan un rédito razonable.


Abandonando los bosques a su suerte y poniendo su destrucción al alcance de la mano insolidaria que desprecia su valor y expresa con su destrucción un mensaje de odio , ¿no estamos despilfarrando nuestros recursos?. Los que dedicamos a difíciles tareas paliativas y a dolorosos trabajos de extinción, tendríamos que haberlos dedicado a prevenir, haciendo imposible o muy difícil que nadie pueda usar el bosque como cubo de la basura de su falta de humanidad.

Rafa Ceballos -

Esa idea de un Parlamento europeo cada vez más potente, para resolver cuestiones que se convertirán en estratégicas, me parece el buen camino, pero ignoro si los que manejan el timón (cada timón) coinciden en el mismo pensamiento que nuestro querido administrador del Blog.

Harina de otro costal es el tema de los incendios forestales ¿o son incendios periurbanos con combustible forestal?; o quizás sean incendios agropecuarios que se extienden por el bosque de manera aleatoria hasta implicar las áreas residenciales más o menos dispersas en las distintas parroquias.

No son “fuegos artificiales” que pudieran evocar, en el oscuro escenario de la noche, fantasías de bosques de palmeras multicolores. Son fuegos reales, genuinos, quizás no exentos de pólvora, con crepitar de horror y pavorosas e insaciables llamas.

Hace cinco años colaboraba con el Profesor Tamames en la redacción del Informe Forestal 2001, como documento básico para la elaboración de un Plan Forestal Español. En él escribíamos:

Debido a la imbricación de los diversos aspectos que integran la gestión de los montes, la prevención de incendios (silvicultura e infraestructuras fundamentalmente) corresponde a la Administración forestal; mientras que las actuaciones contra el fuego, son ejecutadas principalmente por servicios de extinción dependientes de otras organizaciones, sin una satisfactoria coordinación. Concretamente, los defectos más ostensibles en estas labores, son los siguientes:

• Escasa supervisión de las quemas de rastrojeras y pastos, que a pesar de estar normalmente prohibidas se practican en muchas ocasiones y casi siempre sin las cautelas necesarias,
• Ausencia de planes locales efectivos de lucha contra el fuego, y penuria de infraestructuras adecuadas (pistas, cortafuegos, disponibilidad de puntos de agua), en gran medida por la escasez de incentivos para mejorar esa situación.
• Baja profesionalización en materia de extinciones, salvo en el caso de brigadas especiales. Muchos retenes de las CC.AA. no reúnen el personal más apto para esta difícil función.
• Notoria insuficiencia de las asignaciones de medios aéreos....

Con todo, la cuestión principal es la falta de concienciación del problema por parte de la sociedad, que ha pasado a considerar la alta tasa de incendios como algo normal; pensando sobre todo en términos de soluciones por medios mecánicos (aviones, helicópteros, etc.) infravalorando la vía preventiva. Sin que la persecución de los pirómanos contumaces o accidentales resulte una prioridad, ni policial ni
de la justicia.

Sin entrar a subrayar cada uno de estos apartados con distintos editoriales periodísticos, el Informe de Tamames parece escrito en estos momentos

Se está hablando mucho de la nueva tipología de los incendios. Falta especificar que la tipología se refiere al origen de los incendios, no a otros parámetros intrínsecos, y falta precisar que esta tipología no es nueva: lo que sucede es que, según el efecto pigmalión en el que un individuo tiende a imitar los comportamientos y actitudes que ve a su alrededor, se ha incrementado el número de los promotores que mediante el incendio quieren causar daño y crear temor en la ciudadanía poniendo a prueba los recursos dedicados a la protección civil. No parece que estén organizados, pero sí que se han contagiado en su proceder de buscar masas arbóreas de difícil acceso o que estén próximas a núcleos urbanos, manifestando síntomas claros de criminalidad que busca sembrar el terror.

Administrador del blog -

Supongo que la pregunta hace Vd. Sr. "Indignado",no va dirigida a mi, sino al D. Juan Español en general. Sin embargo, y puesto que el frente que abre con el final de su reflexión acerca de las actuaciones en Galicia de nuestros políticos más relevantes, es, ni más ni menos, si estamos de acuerdo con un estado español residual, le doy mi opinión: creo que la Europa factible es la Europa de las regiones. Solo en un mosaico de 300 individualidades con amplios poderes transferidos, podremos recuperar una nueva idea de la solidaridad, y alcanzar la visión de una Europa unida. De momento, siento como que estamos en un proceso. Que Cataluña esté en el pelotón de cabeza y que Maragall pueda decir que "Cataluña es la autonomía, que, sin ser estado, está más cerca de serlo" (o algo así) no es más que un incidente en el camino. Un paso importante en la andadura en donde habrán de encontrarse todas las regiones europeas, con Estados residuales y un Parlamento europeo cada vez más potente, para resolver cuestiones que se convertirán en estratégicas. Eso, o vaticino que no se llegará a ninguna parte.

Indignado -

Resulta penoso ver como los politicos se lanzan criticas mientras Galicia sufre, una vez mas, su marginacion. No entiendo a Zapatero cuando habla de que, si hace falta, enviara más medios para combatir los incendios. No se que quiere decir Rajoy con eso de que si se hubieran adoptado las 33 medidas del PP contra los incencios forestales, no habria sucedido lo que esta pasando. Parece una pesadilla. Estamos dando nuevamente una imagen tercemundista. Mientras Maragall hace teatro y afirma que en Cataluña con el nuevo Estatut, el Estado español es residual. ¿Es lo que queremos?