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El blog de Angel Arias

Convivir con Madrid (Tertulia en AlNorte)

El 4 de octubre del 2004, tuvo lugar en el restaurante en ALNORTE una tertulia sobre Madrid, desde la perspectiva de los que la vivimos cada día. Unas veces con simpatía, otras con desesperación; a veces desde la distancia sicológica del que viene de otras tierras; algunos desde el cariño indescifrable del que la lleva en el alma como patria chica.
Quiero publicar ahora en mi blog, en el día de mi cumpleaños, el Acta de esta reunión.

Un Acta que, como todas las de las casi cuarenta tertulias que ya hemos celebrado en este restaurante, puede encontrarse en la página web: 
www.alnorte.es
 

 Acta de la Tertulia: "Convivir con Madrid"

(4 de octubre de 2004)

Era, sin duda una tertulia debida, y cuya realización había sido propuesta varias veces. Finalmente, nos decidimos a hacerla, conscientes de que, dado lo amplio del tema, quedarían muchas cuestiones por plantear. También se corría el riesgo de que el tratamiento fuera muy subjetivo, y que se cayera en maximalismos respecto a Madrid: o crudamente negativos o ingenuamente favorables. Invitamos a algunos representantes de la vida política municipal, pero no pusimos demasiado énfasis en conseguir su  asistencia, porque no queríamos reconstruir un debate desde posiciones ideológicas, sino recoger la opinión sincera de algunos de los que habitamos en Madrid.

 

A las nueve de la noche está ya bastante oscuro en Madrid. Fuimos veintiséis personas cuantas nos reunimos en la mesa de Alnorte. Podíamos haber sido alguno más,  y habíamos dispuesto inicialmente la mesa de otra forma, para aprovechar los bancos laterales y que todos estuviéramos próximos a la hora de hablar y escuchar. No fue necesario.

 

Al terminar, uno de los recién incorporados comentó que “se notaba que todos éramos amigos y habituales de estas tertulias”. Podía parecer así, pero en esta ocasión, para la mayoría era la primera vez. Que todos se hayan mostrado abiertos y cordiales, exponiendo con franqueza sus opiniones y, en muchos casos, hasta sus vivencias personales, es, sin duda, la agradable consecuencia de que en estas tertulias se crea el ambiente para sentirse entre amigos.

 

La tertulia comenzó a las 21h 40m, y fue moderada por Angel Arias, quien redacta este Acta informal, a partir de sus propias notas.

 

Asistieron: Malén Albero Paya, Fernando Alonso, Lucila Bellido, Maria Jesús Bermúdez, Antonio Carrasco Félix Cristóbal, Anne Cole Fernando Delgado, Mario Fernández (de la librería de Berceo), Irene Formigo, Rubén García María Gasparik, Roberto González Sainz-Maza, José Antonio Heras, Santiago Ibáñez, Carlos Irago, Raul Martín, Pilar Martínez Diz, Carmen Masip, Rafael Monsalve, Maria José Montero, Maribel Pérez Leblic, Román Reyes, Gerald Richlie, Pedro Sánchez Ortega,  

 

Esta vez se eligió un menú de la cocina madrileña, con la intención de centrar también las papilas gustativas en relación al tema a debatir (y aunque algo aligerados para facilitar su digestión nocturna, hubo contertulios que reconocieron que los garbanzos le habían hecho dormir menos ese lunes. Todo sea por Madrid).

 -mollejas y entresijos sobre puré de castañas y  madroños, servidos en tosta
-caldo de cocido con fideos finos-cocido madrileño  a lo clásico con su repollo, gallina y bola de pan y carne
-
torrijas con arroz con leche azucarillos y aguardientecafé o té  

El guión para la tertulia fue: 

1- Ventajas y dificultades de Madrid. Calidad de vida. Evolución reciente

2. Las ciudades satélites. La segunda residencia en Madrid.  "Escapar de Madrid"

3. Una identidad para la capital

4. Los grandes problemas de Madrid: densidad de tráfico, contaminación, ruidos, obras continuas, masificación, despersonalización, distancias, heterogeneidad de los hábitats urbanos, inseguridad ciudadana, inmigración no asimilada, des-urbanización general, suciedad, escasez de zonas verdes, etc.

5. Posibles soluciones para Madrid: desde la política y desde la ciudadanía. (P. ej., mejor planificación de la ejecución de obras de los servicios, control del cumplimiento de los Reglamentos, motivación de los funcionarios y policía, participación ciudadana, acciones de embellecimiento, activación de la vida de los barrios, creación de enlaces para homegeneización de los hábitats, etc.

6. Ideas de futuro para la capital: el Madrid del 2010. Madrid, ciudad terminada, ¿cómo?, ¿cuándo?

  

Desarrollo de la tertulia

 

1.      Origen de Madrid

El moderador propuso, para empezar, que quienes estuvieran más versados en la historia de Madrid, nos explicaran sobre los orígenes de la ciudad. Aunque, como advirtió, el objetivo de la tertulia era hablar sobre el Madrid actual y su futuro, creía que podría ser una manera de “hacer boca”, remontarnos a los orígenes de la criatura.

José Antonio no tuvo problema alguno en aceptar la invitación, y así nos comentó que, de entre las diferentes teorías sobre los orígenes de Madrid, la más aceptada es la que los sitúa como asentamientos junto al arroyo Meaques, que fluye a la margen derecha del Manzanares. (1) La villa Miaccum (que procede de la voz hebrea Miakud, “cercada de fuego”, debido a que las murallas eran de pedernal) debió estar emplazada en lo que es hoy Madrid, y su nombre estaría relacionada con ese topónimo. José Antonio nos ilustró de que hay constancia de que, tras la reconquista,  los visigodos, una vez reconquistada a los árabes, la habían llamado Magerit y se habrían establecido en terrenos de lo que es actualmente la calle Segovia y la terminación de la calle Arenal (si alguien quiere tener más información, puede, por ejemplo, visitar la página http://www.geocities.com/madridvillaycorte/medieval.htm). (ver también Nota 2)

El nombre de Magerit significa “gran abundancia de agua”, lo que justificaría la presencia de numerosos canales, persistiendo aún hoy una toponimia muy amplia relacionada con el agua: Pozuelo, Somosaguas, etc. Desde la perspectiva actual, resulta –siguió comentado José Antonio- paradójico que Madrid sea la única capital de entidad en el mundo que no está asentada junto a un gran río, o junto al mar. Pero es que aunque no existía agua suficiente en superficie, Madrid se encuentra sobre un gran acuífero, y de ahí la gran cantidad de aguas subterráneas, por lo que los habitantes descubrieron que era muy fácil encontrar agua en profundidad,  floreciendo las galerías de captación o “viajes” de agua, y los pozos subterráneos para abastecimiento particular. Había muchos, especialmente desde los terrenos de lo que hoy es Chamartín hasta Cibeles. El crecimiento de la ciudad, forzó la creación, ya en 1856, del Canal de Isabel II , y se resolvió traer agua del río Lozoya. (3)  Félix puntualizó, siguiendo –dijo- a Oliver Asín, que el nombre de Madrid sería el cruce lingüístico de un topónimo mozárabe, formado sobre matrice, que significa “cauce de agua”, y el sufijo -it y otro vocablo árabe, compuesto sobre mayrá, que significa lo mismo. Madrid querría decir, en fin, mírese por donde se mire, "abundante, rica en aguas".  

2. Recuerdo nostálgico del Madrid de los 50/60 del siglo XX. Traperos y Gritos.

 

El moderador invitó a los mayores de la tertulia (que tampoco lo eran tanto, ya que había muy pocos que superasen, y, solo por los pelos, los 60 años) a que contaran sus primeros recuerdos de Madrid. Los reunidos expresaron sus impresiones personales, lo que dió una especial viveza y colorido a esta tertulia. Mario vinculó sus primeros recuerdos a la visión de los traperos, hacia los 50, que describió como un enjambre de carros tirados por mulos o caballos, sobre las 5 de la mañana, marchando hacia Tetuán. Estos carros recogían la basura y los trapos viejos, que separaban luego para su reutilización, y se cruzaban con los que llevaban el carbón para las calefacciones o recogían las cenizas.

 La escena era idéntica, dijo, a la que Pio Baroja refiere en La Busca, cuyo escenario fundamental es el viejo cinturón de Madrid, una zona de chabolas que rodeaba a la creciente ciudad industrial, y en la que vive Manuel, el  personaje central. Mario no solamente se refirió a los carros saliendo por de Madrid por el Puente de Toledo con la basura, sino que evocó  las traperías del barrio de Tetuán, en cuyas instalaciones se criaban cerdos y otos animales, los cuales eran alimentados por los desperdicios, y en otras dependencias decenas de señoras con vestidos de colores pardos o grises, “con grandes pañuelos como los de las mujeres árabes”, seleccionaban los trapos que podían reutilizarse.  Pero lo que Mario presentó como más peculiar de ese Madrid de los 50 eran sus gritos, todos ellos recogidos, dijo, por Ramón Gómez de la Serna ("Los gritos de Madrid / Pregones de Ayer y de Hoy”). De entre todos, y con buena voz, Mario escenificó el de los traperos, “Por trapos, cacharros”, explicando que los carros llevaban loza que, a cambio de los trapos y un dinerillo, eran entregados por los buhoneros a los madrileños.  

Estaba allí también el mielero, (“De la Alcarria, rica, buena miel”, cantó Mario) y a los alañadores, término que tuvo que explicar. “Los alañadores o caldereros eran  reparadores de cacharros rotos, a los que les ponían lañas”, unas grapas de alambre fino para que pudieran reutilizarse. Madrid tenía entonces muchas casquerías, en las que se vendían higadillos, criadillas, entresijos. Mario vivía cerca del canalillo (acequia)  de Isabel II y de la quinta de la Paloma. Recordó también La Sical, la fábrica de ladrillo blanco, hoy desaparecida, y los palacetes que jalonaban la Ciudad Lineal, entre el Puente de la Cea (sobre la carretera de Barcelona), así como el campo de fútbol del Plus Ultra (donde hoy está la Delegación Provincial de Tráfico). Cruzando lo que es hoy el barrio de San Juan Bautista, caminaba por Alfonso XIII hasta Ventas, por una zona con huertas y frutales, en la que los niños cazaban pajarillos con trampas en las que el cebo eran hormigas.

    

3. Madrid en obras. Autovía a Barajas. Los bulevares. El poblachón manchego crece.

 Otros recuerdos que aparecieron sobre la mesa de Alnorte, mientras degustábamos las tortas con mollejitas y puré de castañas y madroños, fueron las huertas del Puente de Toledo y las obras del comienzo de la autovía a Barajas (planificada en 1945 como primera "autopista" española de doble dirección, y que fue inaugurada en 1950. Esa autovía tuvo desde el principio un carril "bici" en ambas direcciones que duró hasta los 70, y resultó muy poco utilizado. Madrid tenía entonces 1,5 millones de habitantes. (Sobre la vivienda en Madrid durante estos años 30 a 50 puede consultarse el trabajo de Luis Enrique Otero Carvajal, con fotografías: (http://www.ucm.es/info/hcontemp/madrid/vivienda.htm#REALIZACIONES%20EN%20LOS%20AÑOS%2040) 

Rafa trajo a la memoria de los nostálgicos y a la sorpresa de los más jóvenes, la realidad de  los bulevares de Madrid, “tan agradables, acogedores para el paseo, con hermosos árboles, como los de la calle Ibiza,” hoy desaparecidos “Mi madre todavía llama a la calle de Alberto Aguilera, los bulevares” (junto a las de Carranza y Sagasta). Los bulevares eran el exponente de la manera como se entendía el urbanismo en la segunda mitad del siglo XIX, y desde esa perspectiva se habían concebido los nuevos barrios del ensanche. Animado también por las evocaciones, Pedro recordó que toda la bajada desde Cuatro Caminos hasta la Castellana estaba empedrada. “Los detractores de Madrid, nos contó,  hablaban de ella, despectivamente como “poblachón manchego”. No les faltaba razón, y a mucha honra. Pedro nos ilustró con que, en efecto, Madrid fue un punto crucial de trasiego de vino y cereales, como lo recuerdan algunas denominaciones de lugares Cava Alta o Cava Baja. El contorno de Madrid se acababa para la adolescencia de Pedro  en el Paseo de Ronda, o, yendo por Ventas, donde la plaza de Toros, y llegaba hasta el Hipódromo situado en lo que son hoy los Nuevos Ministerios, construídos en los 50.

 4. Las rondas. Las afueras de Madrid. 

A la vista de estas referencias, Ángel se preguntó si los contertulios estaban de acuerdo en haber vivido, justamente en nuestra generación, el deterioro sustancial de Madrid. Pudiera ser. Pedro delimitó un Madrid abarcable, situado entre las Rondas (paseo de Reina Victoria, calles Raimundo Fernández Villaverde, Joaquín Costa, Francisco Silvela y Doctor Esquerdo).”Desde el Paseo de la Reina Victoria todo era campo”. El vivía en Cuatro Caminos, en donde había restos de las trincheras de la guerra civil. (Hoy todavía visibles, por ejemplo, en el cerro de las Canteras, en la Casa de Campo).  

El crecimiento constante de Madrid fue cambiando, sobre todo desde el siglo XIX, el contorno de la ciudad ideal. En la época de los “Episodios Nacionales”, que describen el Madrid de 1808, el barrio de Fuencarral, allí donde hoy está la Glorieta de Bilbao, eran las afueras. También eran las afueras los altos del Retiro, en donde Napoleón hizo asentar los cañones para bombardear Madrid y en Chamartín se instaló Napoleón esperando la capitulación de Madrid. Pedro indicó también que en Fortunata y Jacinta se habla de un señor (Juanito de Santa Cruz) que le pone a su querida (Fortunata) un piso en Santa Eugenia, que era zona, por tanto, más humilde. Cerrando su evocación erudita, Pedro asumió la definición de Madrid como cruce de caminos, como reza la canción de  Joaquín Sabina, cantada por Antonio Flores, “Pongamos que hablo de Madrid “, y aunque no la cantó, todos la tuvimos en mente en aquel momento.

5. Límites ideales de Madrid

En la tertulia, fueron varios los que aportaron su conocimiento de la evolución histórica de Madrid. Se habló, por ejemplo, de que El barrio de Tetuán, llamado Tetuán de las Victorias nació como barriada en 1860 cuando se asentaron allí los ejércitos vencedores de la guerra africana al mando de O'Donnell, en memoria de Tetuán y bajo la advocación de Nuestra Señora de las Victorias.  Hoy ese barrio da cobijo a una importante colonia extranjera, y a la mayor parte de los inmigrantes árabes.

Rafa coincidió en señalar esos límites ideales de Madrid de finales de los 50, que contornearían los Nuevos Ministerios, pasarían por debajo del Puente de Vallecas, y llegarían hasta la Ciudad Lineal Por cierto, dijo, “el barrio de Tetuán de las Victorias, creado en los años 20,  para asentamiento de militares”, aún conserva nombres de las campañas de África o de resonancias árabes, como Oudrid, Wad-Ras, etc. Pedro recordó, para nostálgicos, que había excelentes novelas sobre Madrid, contando unas las andanzas del capitán Alatriste (Arturo Pérez-Reverte), o de Fortunata y Jacinta o del protagonista de La forja de un rebelde (escrito por Arturo Barea): este último vivió en Lavapiés en 1907, y de la novela Pedro alabó en especial la primera parte. 

6. La Ciudad Lineal

El moderador, manifestó su interés en que se hablara de la identidad constructiva de Madrid, y expresó su opinión de que el urbanismo de la ciudad había sido iconoclasta, y se había comportado con muy poco respeto hacia los monumentos del pasado. Mario y Rafa se refirieron  entonces del gran proyecto de Ciudad Lineal de Arturo Soria en 1892, concebido como una ancha avenida destinada a revolucionar la vida de la ciudad. Las primeras casas se construyeron siguiendo un eje en dirección a París, pero el proyecto no captó suficientes inversores, y fracasó. Cuando Soria tuvo la idea, había sólo 16 ciudades en el mundo con más de un millón de habitantes.

Mario recordó muchos detalles del proyecto. Esa ciudad ideal se extendería inicialmente a lo largo de una sola vía de 500 metros y dispondría de una calle principal de 40 m de ancho y  vías trasversales de 20 m, constando de casas individuales de varios tipos, adecuadas para diferentes niveles adquisitivos, para evitar la segregación social. Estaba previsto que a cada familia se le asignase una casa, con jardín o con huerta, según los niveles adquisitivos; incluso habría espacio para gallineros.

Mario trajo a la tertulia uno de los libritos, con desplegables, que Arturo Soria imprimió para hacer publicidad de su idea: una joya de bibliófilo, para una idea que había sido del agrado de Le Corbussier y otros urbanistas. María Jesús amplió la referencia al comentar que Soria había imaginado su ciudad  conectada con otras, creando una espina dorsal desde Cádiz hasta San Petesburgo, (y desde Bruselas a Pekín), con fácil acceso por ferrocarril, fiel a su idea de”urbanizar el campo y ruralizar las ciudades”. Le movía, dijo, “la utopía urbanística de que no hubiera especulación, al permitir que las vías principales de las ciudades pudieran crecer indefinidamente. “ Félix apuntó que la Ciudad Lineal nació también como reacción a los recintos cuadriculados que otro madrileño, Cerdá, había puesto de moda en Barcelona.

7. Los años de estraperlo. Campos de fútbol y más luz para la ciudad.

Siguiendo en el uso de la palabra, Félix aportó su recuerdo de su Madrid juvenil: los gritos de la ciudad –los del alfilador, o el botijero, etc- le suscitaban el de otros personajes de su niñez, refiriéndose en concreto a los estraperlistas. El nació en el barrio de Chueca, al que acudían los estraperlistas del pan, que vendían un pan blanco, de trigo y de una sola calidad. El pan de las cartillas de racionamiento, era de tres tipos, todos de pan “moreno” (ahora tan apreciado, pues  es lo que se conoce como pan integral),  y había “barras” de 1ª, de 2ª y de 3ª, según tamaño creciente. Los madrileños se rifaban el pan blanco porque, debido a las restricciones (las cartillas de aprovisionamiento racionaron la cantidad de pan hasta 1952), oficialmente solo se podía disponer de 150 ó 250 g, según casos. Cuando descubrían el trasiego –o el olor a pan recién hecho-, aparecían los guardias que incautaban la mercancía y se llevaban a los panaderos y vendedores.

Félix también iba a ver jugar al Madrid al Estadio Metropolitano, (que llevaba inaugurado desde el 13 de mayo de 1923), en el barrio de Cuatro Caminos, al final de la avenida de la Reina Victoria, hasta que en 1966 fue inaugurado el Estadio del Manzanares, ("Vicente Calderón").  El Madrid jugó en el Metropolitano, mientras duraron las obras de su nuevo estadio, el Chamartín (hoy Bernabeu),  inaugurado en 1947). Félix se veía en caminata a la Plaza de San Juan de la Cruz desde Cuatro Caminos, acompañando a su padre, por los terrenos que hoy son de Azca, yendo hacia el Chamartín. Muchos más datos y circunstancias de ese Madrid que crecía sin parar, aportó Félix. Desde las carreras de motos (deep track) a los partidos en un campo de fútbol de tierra en Guzmán el Bueno, en el paraje que llamaban el Cerro del Pimiento. Fernando, a principios de los 70, vivía en un Colegio Mayor, que estaba al principio de Moncloa. En los 68, electrificaron las farolas, que antes eran de gas, aunque seguía pasando un farolero para encenderlas.

8. Madrid, ciudad circular

Resultó especialmente interesante el comentario de Félix respecto al crecimiento de la ciudad, que vivió desde dentro, como funcionario, (fue responsable desde el 67 de las Infraestructuras en la ciudad). Eran los momentos del desarrollo de las rondas de Dr Esquerdo, Francisco Silvela, etc. Siendo alcalde de Madrid Carlos Arias, se modificó el trazado de la calle de Arturo Soria, que “tiene un trazado sinuoso para eliminar el menor número posible de árboles de gran porte con una idea, entonces casi pionera, de respeto al medio ambiente, y en un tímido intento de diseñar una vía-parque.”

En ese momento se quería para Madrid, en una idea que sigue vigente, una tipología de diseño radial, siendo la M-10 la circunvalación formada por Alberto Aguilera, Sagasta y los bulevares, la M-20 la línea de Reina Victoria, Francisco Silvela y Dr. Esquerdo, que se completó con un círculo exterior, la M-30, al que seguirían otros.

9. Visiones de no madrileños. Madrid, ¿cómoda para vivir?

No fueron solamente los madrileños quienes intervinieron. Anne nos contó que había nacido en México,  y que cuando llegó a Madrid, acostumbrada a una ciudad grande y caótica, el lugar le pareció encantador, con sus paseos y terrazas. Era el año 75. Había multitud de “coches pequeños y graciosos”(el 600) que contrastaban con las cucarachas (los Volkswagen), que empezaban a llenar México DF y que a Anne le resultaban “más feos y grandes”. Madrid le conquistó, “era la ciudad en donde deseaba vivir, llena de sentido del humor y con mucha seguridad, en donde una mujer podía andar sola por la calle”. En sucesivos viajes, vió sin embargo a Madrid cambiar, y mucho. Aumentaron los coches, creció la inseguridad y aumentó la contaminación. Pero sigue siendo “la ciudad en la que le gusta vivir”, aunque se lamenta de que la vida se ha acelerado mucho, y que el parecido con México se fue acortando.

El asunto de la seguridad suscitó a María una figura que echaba de menos, y en lo que estuvieron de acuerdo otros contertulios: los serenos, acompañando las noches,  vigilantes de lo que pasa cuando los demás duermen (“y, además, asturianos” dijo alguien)Otro desplazado a Madrid, Santiago, nos contó también su impresión, cuando llegó desde París, a la que se había marchado desde Asturias. Paris le parecía “más habitable, menos caótico” que Madrid que, con todo, resultaba más entrañable. La gente jugaba en la calle, y había pocos coches, por lo que se podía recorrer la ciudad sin problemas. Recordó el metro abarrotado, en donde los cuerpos se amontonaban como sardinas. Después, vivió la “parisinización” rapidísima de Madrid, desde los 80, paralela a las demás ciudades españoles. “No sé si hemos ido a peor con la modernización”, concluyó.

10. El transporte público. Metro, tranvía y carriles-bici

Malen recordaba bien su primer contacto con el Metro: “en los sesenta, la gente iba con el codo por delante diciendo “paso que mancho” y hasta había quien llevaba un alfiler para hacerse sitio y, sobre todo, mantener a raya a los amigos del manoseo”. Ella llegó desde Santiago de Chile, y encontró la ciudad más sucia que aquella, y con un fuerte olor, aunque más iluminada. También le impresionaron los continuos asaltos verbales; “era imposible pasar  delante de un grupo de hombres sin que te dijeran algo, y, además, se acercaban mucho”.

Invitada a que recordara algún piropo de la época,  le vino a la memoria “Estas más buena que un cocido”, justamente en el momento en que los camareros de Alnorte se acercaron con el plato principal.
Antonio vivía en su infancia en Reina Victoria, y había un tranvía pendular que daba una y otra vez la vuelta, con  capacidad para “40 personas y dos guardias”. Otros tranvías de grato recuerdo eran los que iban a la Ciudad Universitaria.

Junto con Félix, rememoró el Pepe y el Paco. Pasaban por encima de los Reyes Católicos, y cuando estaban sobre el puente, los estudiantes botaban en el Pepe, cimbreándolo. “Era peor con el Paco, porque nos movíamos hacia los lados. No éramos conscientes del peligro.”
El crecimiento de Madrid, en la época moderna, tuvo, como en otras ciudades, una base fuertemente especulativa. Félix recordó que la primera línea de metro, (en 1919) que unía Sol y Cuatro Caminos  surgió con una base puramente mercantil, uniendo el centro de la ciudad con los descampados de lo que serían los barrios de Tetuán o Vallecas; la corporación, cuyos accionistas eran tres hermanos guipuzcoanos (los hermanos Otamendi) fue creada como Compañía Metropolitano Alfonso XIII" y se urbanizó la calle Reina Victoria para ubicar en ella las cocheras.

Lucila echa de menos la posibilidad de circular con bici por Madrid, como en Amsterdam o Copenhage. No le valieron los argumentos del mucho desnivel que opusieron otros contertulios (más de 200 m entre zonas). Su ciudad ideal es Zürich, tanto porque tiene un tamaño adecuado (700.000 habitantes), como por la consideración hacia los peatones, vayan en bici o andando, y eso que tiene fuertes desniveles, pero entonces puedes subir sin problemas con la bici al tranvía o al autobús. Se piensa en los peatones, no solo en los coches. Sería fácil, dice, establecer zonas en Madrid con carriles bici (márgenes del Manzanares, la Castellana desde Plaza de Castilla a Atocha, y de ahí hasya la Glorieta de las Pirámides, etc). Aquí “todo son dificultades”.

11. El carácter de los madrileños. La agresividad de la gran ciudad

Rubén estuvo viviendo en el extrarradio (Villaviciosa de Odón) hasta los 17; incluso no conocía el centro de Madrid hasta entonces.  Estuvo viendo en el extrarradio de Madrid y no conocía el centro. Juzga el carácter de los madrileños como “acomodaticio”, y defiende el valor añadido de quienes han venido de fuera de Madrid. Contrariamente a lo que cabría esperar de una ciudad de aluvión, al madrileño no le gustaría salir de la ciudad, no quiere vivir en otros lugares.

Quizá esta intervención abrió el fuego contra Madrid, que duró algunos minutos en la tertulia. Irene había venido a Madrid a los 3 años, y vivió en la Ciudad Lineal (cerca de la calle de Alcalá). Su recuerdo del ambiente del colegio religioso al que la llevaron, está unido a la “maldad y mala educación de los madrileños” con los que, para su desgracia, se topó allí. Le parecía entonces muy adecuada la denominación de “chulapones”, en el sentido de gentes que se creen el ombligo del mundo y están, sin embargo, corroídos por la envidia. Completó su visión personal de la época con patios de vecindad vocingleros, trapos sucios, faltas de respeto. Descubrió que “el hombre es un lobo para el hombre”.

Pero esas impresiones negativas sobre Madrid tuvieron su contestación en la misma tertulia. Para empezar, algunos dijeron que estábamos juzgando Madrid olvidando que en esa época a la que nos estábamos refiriendo fundamentalmente, en toda España había pobreza, miseria y desconcierto. Félix asumió con resignación la contradicción que pesa sobre el madrileño. “Unos se llaman pijos y capitalinos y los otros les llaman paletos, cazurros y  catetos; es la permanente tensión entre lo rural y lo urbano.”.

Otros contertulios trataron de poner las cosas en su sitio, defendiendo que los madrileños son amables y tolerantes. Eso sí, echaron de menos en la evolución reciente de España la pérdida de la asignatura de Urbanidad, un cuadernillo rojo que fije las reglas del juego. Además, “la ciudad genera agresividad. Es la trampa de todas las grandes capitales, llenas de objetos que se mueven continuamente, con ruidos, olores, etc, que forman una agresión permanente contra la población”.

12. Huir de Madrid. La sensación de libertad en Madrid.

Sin embargo, como hizo notar Félix,  Madrid, en los últimos veinte años, apenas ha aumentado la población. Hasta la aparición de la emigración, que incorpora casi un millón de nuevos habitantes a Madrid, la ciudad estaba envejeciendo. “Los jóvenes tienen difícil hacer proyectos de futuro, precisamente por esa sensación de incertidumbre y cambio permanente que tiene Madrid, con el riesgo de llegar a anular la vida como proyecto personal dejándola al socaire de todo lo ajeno.”. Pero llamó la atención de que “la pérdida de calidad de vida de Madrid no está ligada tanto a la contaminación física, al medio ambiente,  como a la contaminación moral y a la falta de libertad”. Esta sensación de angustia, de estar atrapado, es lo que provoca la necesidad de huir de Madrid, como sea. De aquí viene la obsesión por buscar una segunda residencia fuera de Madrid, o vivir en las afueras.

En la intención de contornear la formación del moderno Madrid, Mario  afirmó que se debe tener en cuenta que en los 60 y 70, al caer la referencia de Londres como centro de libertad, emerge Madrid, que se convierte en el lugar preferido de los hippies, de la movida, que lo ve como ciudad ideal para convivir en libertad. El mayor valor de Madrid en esa época, y, desde luego, también ahora, pasa a ser su facultad para hacer pasar a la gente desapercibida. “. La gente que viene de los pueblos persigue el anonimato de la ciudad, al que ve como una ventaja frente al continuo control que se ejerce en los pueblos”. Contó, como apoyo, la anécdota de un cura de pueblo, conocido suyo, que se felicitaba de que en Madrid era un desconocido y podía hacer lo que le venía en gana, en tanto que para los del pueblo en donde tenía la parroquia era siempre “el señor cura” y era vigilado en todos sus  movimientos.

Carmen dice que cuando llegó a Madrid, no le gustó estéticamente La percibió, en cambio, como una ciudad con un contacto más sencillo, más agradable. Pero con el tiempo, con la democracia (dijo algo enigmáticamente), con su expansión, perdió parte de sus atractivos, de personalidad, se vulgarizó. Santiago, que fue profesor durante varios años en una población de la periferia de Madrid, de apenas 10 ó15000 habitantes, contó que un alumno le había pedido por favor que le aprobase, ya que ”la vida en el pueblo le angustiaba y quería ir a estudiar a Madrid, que era la libertad.” Eran los principios de los 80, y Madrid, desde fuera, se seguía percibiendo como una ciudad abierta y libre. La pérdida de esa libertad la asocia María José, sin embargo, al aumento de la densidad de población y al crecimiento de la ciudad, que obliga a fuertes desplazamientos, con consumo banal de tiempo, que mucha gente no sabe aprovechar. No cabe concluir, sin embargo, que el madrileño se sienta más desgraciado, ya que dijo haber estado analizando las estadísticas de suicidio y las cifras de la gente del campo son superiores.

13. Madrid huele a ajo, pero, sobre todo, a especulación.

Román Reyes (que afirmó estar sprachloss), llegó a Madrid en el 68, ya con 25 años. Le sorprendieron también los olores de Madrid, lo que en Canarias no se hubiera planteado. Como dice Victoria Beckhan, “Madrid huele a ajo”, Le llamaron la atención de Madrid los bares oscuros de la cadena Mairena, los prostíbulos, la capacidad de adaptarse que daba Madrid, sentirse con los colegas, una nueva Sajonia o Rojonia. Después la vió convertirse en Especulonia, pero es posible relacionarse con gente maravillosa que no pierde la sonrisa aunque luche por terminar el mes, que habla de fútbol como si le fuera en ello la vida. Madrid sigue resistiendo, aunque haya cambiado mucho políticamente, y si plantee –o no- si es posible continuar así.

Habló de la especulación y del mercado de alquileres, de los precios caros, de los falsos precios para seleccionar unos u otros inquilinos, de la introducción de nuevas variables en la ciudad con las que no se contaba.
“En la Facultad de Políticas se matriculan cada año 1.500 alumnos”, dijo Román, y nos seguimos rigiendo por los Estatutos de 1943, cuando las necesidades son otras, la política necesaria para la ciudad y para el país es diferente. “Antes Madrid era la capital, la ciudad de acogida”. Hoy, todo es diferente.

Para Carlos, “la inmigración hace parecer similares a Madrid y a Londres”. Es la apertura del mercado, con su influencia destacada en la forma de vivir, la que ha uniformizado las cosas. Vivió en varias ciudades, tan diferentes en principio como Nueva York, Caracas o Madrid; en los 60, Madrid le pareció más bien pequeño, y con mucho encanto “Recuerdo la House of Ming, inaugurada en 1965”, y cómo la ciudad se transformó a un mayor ajetreo, una mayor sensación de vitalidad.  

14. Una ciudad demasiado grande.

Nuevamente, Anne quiso señalar la especulación, como una característica actual de Madrid. “La estética actual de la ciudad, es producto de la especulación.” Un crecimiento que, en su opinión, nunca fue coherentemente dirigido ni ordenado, desde que pasó a ser capital en 1561.

María Jesús ve un prototipo actual de crecimiento especulativo en San Chinarro, “tomado de Avila, carente por ahora de medios adecuados de comunicación, que tardarán tal vez en aparecer 8 o 10 años, y que acabarán generando más incomodidad y violencia para Madrid, porque cuando hay un desarrollo de ese tipo se abona el terreno para la marginación y la delincuencia. Este tipo de construcciones innecesarias solo generan bienestar para sus constructores “
Una ciudad demasiado grande se hace más agresiva y genera tensiones a sus habitantes.  Varios contertulios (sino todos) estuvieron de acuerdo en apoyar ciudades más manejables, proponiendo, como María Jesús, limitar el crecimiento de las ciudades a 800.000 habitantes, y, en el caso de Madrid,  desarrollar las ciudades próximas, como Avila, Toledo o Salamanca.

15. Madrid no es ya la capital del Reino

Román Madrid cree que Madrid ya no es la capital del Reino, y ha de sacudirse de ese hándicap. Encuentra numerosos ejemplos. Uno de ellos, demostrativo de la actual situación política de Madrid, que el alcalde de Madrid y antes Presidente Regional, tenga que pedir al Ministerio de Fomento que lleve el AVE hasta la Nueva Terminal de Barajas, y la polémica sobre la duplicidad de infraestructuras en Madrid que llevaría la cuestión hacia los justos términos de que Madrid debe encontrar su camino por sí misma, sin sentirse ya exclusivamente centro de España. Madrid, se concluyó en este momento de la tertulia, ha perdido buena parte de sus señas de identidad, y tendría que buscar otras señas desde la nueva situación de la ciudad en relación con el resto del país.

16. Poder para los distritos. Potenciación del centro turístico.

Félix aporta una información para la reflexión, y que concreta así “Madrid tiene 21 distritos. Creo que a las ciudades hay que medirlas por número de centros de decisión y de gestión ciudadana, no por número de habitantes. La media por distrito será de 150.000 habitantes, cifra que sólo es superada en la comunidad de Castilla- León por Valladolid, y a la que solo se aproximan a León y Salamanca. La Comunidad tiene, además, pueblos de más de 150.000 habitantes, como Móstoles, y muchos otros - Leganés, Getafe, Fuenlabrada, Alcalá de Henares, Alcorcón, etc- , además de todos los que tienen entre los 50 y 100.000 habitantes (Torrejón, Alcobendas, Parla, Coslada, etc”.

 

La propuesta de Félix, compartida por los contertulios es que, conservando la mínima coordinación en los servicios generales, cada uno de esos 21 distritos disponga de un presupuesto independiente. De esta forma se garantizaría la creación de 21 centros efectivos de actividad ciudadana, y que las decisiones se tomaran en relación con lo que necesita cada distrito. “Madrid, dijo Angel, debería funcionar como varias ciudades conurbadas, con sus centros y atractivos individualizados. El distrito centro debe potenciar su identidad como objetivo turístico”. Un atractivo verdadero, con aumento de la seguridad ciudadana, con creación de atractivos, y eliminación de la suciedad y de la marginación que son visibles por doquier.

Surgieron algunos ejemplos, también, de las consecuencias de la falta de proyectos urbanísticos para las poblaciones de los alrededores de Madrid. Alcorcón es la población de suelo más barato, y actúa como foco de atracción para los más jóvenes, que tienen menos medios, por lo general. Aranjuez, a pesar de su proximidad a Madrid y su magnífico entorno, careció de un plan de ordenación hasta hace poco.

17. Ciudad de placas. Ciudad dormitorio de España. Nuevas Identidades.

Raul tiene 38 años, y tuvo una intervención de fuerte carga emotiva: “Estamos hablando desde hace dos horas de algo que no existe.” Hablamos de Madrid como si fuera una hermosa ciudad, con conjuntos arquitectónicos notables, y es falso. Madrid es la ciudad de las placas y de los despropósitos urbanísticos: “aquí estuvo tal edificio”, “aquí, se ubicaba la casa donde vivió fulanito”, “aquí estuvieron las murallas”, etc. La arquitectura histórica de la ciudad está perdida o deteriorada. (4)

“Hace 50 años, las calles de Madrid no tenían que envidiar a las mejores calles de Paris.  Hoy la plaza de Chamberí parece más bien el paseo marítimo de Alicante.” Y se preguntó: “ ¿Cuál es el himno de Madrid, alguien lo conoce?. ¿Quién asume la bandera de la ciudad”. En otras ciudades, cada nacido en ellas la reconoce como seña de identidad, hoy pocos se sienten identificados con Madrid. Madrid no es el Real Madrid.
Fernando, que confesó tener 29 años, dijo “estar encantado de esta clase de Historia.” Nació en Madrid, pero se marchó a los 6 meses, y aunque estuvo solo 4 años en Asturias, se considera asturiano. Es de lo opinión de que los “políticos han acertado con el eslogan publicitario de Madrid: Si vienes a Madrid, eres de Madrid”, porque también se siente madrileño por tener trabajo en esta ciudad. Y avanza una idea. “Madrid es la ciudad- dormitorio de toda España”. Aquí se está para trabajar, para asistir a convenciones, para hacer política o trabajar en una empresa. Pero el fin de semana, todos los que pueden huyen de Madrid, para ir a sus casas. “Utilicemos Madrid para lo que se ha convertido, como dormitorio. Para vivir, otros sitios”

Esta provocadora afirmación abrió las carnes a más de uno. El moderador dijo que él, como otros que iban entrando en la tercera edad, quería un Madrid para vivir, agradable, en donde no hubiera que coger el coche para disfrutar de una vida mejor. Pedro comentó también que era imposible no contar con un modelo para la ciudad, y que había que seleccionarlo en relación con lo que nos gusta y nos disgusta. El, que conoce una buena parte de las ciudades de Latinoamérica, propuso una especia de cuestionario para elegir la ciudad ideal: “¿Me gusta la especulación? No. ¿El transporte público? Sí. ¿La ubicación de los colegios y hospitales próxima a mi residencia? Sí. ¿La máxima seguridad? Sí. ¿Un agua y servicios de calidad? Si, etc.”

Román fue quizá algo escéptico. “Sí, puedo definir lo que me gusta, pero hay siempre gente a la que le gusta de otra manera, y vota. “ O gente que tenga otra percepción del Madrid idóneo. Ahora, Madrid tiene muchas cosas que nos gustan, pero ¿quién defiende que siga siendo así?. ¿O que se corrijan las cosas que parecen mal hechas?. Fue en este momento cuando surgió el nombre de Tierno Galván, a quien algunos calificaron como un gran alcalde, y otros, como “ya será menos”. Como no se ofrecieron ejemplos para justificar las razones,  queda aquí hecho únicamente el registro de las discrepancias.

18. Madrid, la inacabada. Planificación de las obras.

El tiempo de la tertulia llegaba a su fin, y el moderador invitó a que quienes aún no habían expresado su opinión, se refirieran a la situación de Madrid como ciudad permanentemente inacabada, con obras continuas y sin aparente planificación, por las que se levantan una y otra vez las aceras y las calles. Abusando de su posición de provocador, invitó a Roberto, que trabaja para Iberdrola, a que explicase si existía una coordinación entre las empresas de servicios de Madrid. Para Angel la zona centro era un ejemplo patente de la descoordinación que existe en los trabajos que se hacen sobre Madrid, una ciudad de vallas, zanjas, agujeros, andamios, huecos, anuncios sin interés, cachirulos, bolardos, etc. “Una falta, dijo, permanente de falta de respeto hacia el vecino.”

Roberto contestó como pudo, empezando por explicar que lleva 4 años en Madrid. Nació en Bilbao hace 30 años, y encuentra que Madrid acoge bien aunque no es fácil hacer amigos, pero tiene otros alicientes que la hacen acogedora, aunque manteniendo un carácter impersonal. “Es cierto que en Madrid se hacen muchas zanjas, pero es debido a que están continuamente apareciendo necesidades que deben cubrirse”. Después de afirmar que la planificación global no es fácil en una ciudad tan compleja,  aprovechó para apostillar que “no estaba de acuerdo con lo que se había dicho del tema de San Chinarro, y que lo que sí le parecía necesario era recuperar la zona más antigua de Madrid”.

19. Filósofos para Madrid. La M-30 y el trasvase del Ebro. El gobierno de la ciudad.

En eso sí estuvieron de acuerdo todos los contertulios. Hay que recuperar el atractivo turístico del centro de Madrid, incluso en la línea de realizar reconstrucciones historicistas. Félix expresó una confianza plena en los técnicos y una paralela desconfianza en el quehacer de los políticos. “Madrid tiene buenos técnicos, y algunos excepcionalmente bien preparados”. Esto no se compagina con la formación de los políticos, demasiado encorsetados por las instrucciones de sus partidos y poco preparados, por lo general, para realizar el papel de gestores.

“Deberían de gobernar los filósofos”, dijo Félix, parodiando a Platón. Tampoco se cuenta con la participación del ciudadano, de la que hasta entonces no se había hablado en la tertulia, en relación con Madrid. No se le informa adecuadamente. “La opción de soterrar la M-30 costará igual que el trasvase del Ebro, unos 800.000 millones de Ptas, y con sus 30 puntos de actuación creará un caos absoluto de la ciudad en los dos o tres años próximos, que no se ha planificado”. Los políticos se mueven por otros condicionantes distintos del bienestar de los ciudadanos, y no hacen caso de sus asesores. “Hay que gestionar la demanda –como se hace con el agua, por ejemplo-, que es en este caso el tráfico, y agotar todas las posibilidades imaginativas de movilidad, de acuerdo con las necesidades futuras, antes de optar por sucesivas inversiones.”. Se debe sopesar la rentabilidad económica y social de cada obra. “. Cuando se termine la M-30, puede estar ya saturada”. (5). Y es que en Madrid, como apuntó Gerald, “mandan los constructores”... y las ambiciones políticas de carácter megalómano.

En fin, Reyes propuso incorporar el modelo conocer el modelo alemán a la gestión municipal, distinguiendo el Burgermeister (alcalde) del Technische Geschäfsführer (gestor de los servicios técnicos).

20. Próxima tertulia: “La creatividad y la locura”, 8 de noviembre 

Se hacía ya tarde, pues la tertulia caminaba al filo de las 12 de la noche. El tema estaba en uno de sus momentos álgidos, pero fiel a la norma, el moderador anunció la hora, y pasó a proponer el tema de la tertulia siguiente. Aún sin definir plenamente el título, comentó que algunos amigos le habían manifestado interés en que se hablara sobre las distintas formas de locura, particularmente como motor de la actividad creadora, -locos egregios- e incluso como una de las “puertas para escapar de este mundo”.

Sería algo así como “La creatividad: genios, sabios, locos, artistas...” Indicó igualmente que otra de las tertulias próximas trataría sobre “Religión, y la conexión con el Otro”. La tertulia comenzará a las 21horas 30 min y, puesto que el día 1 de noviembre, primer lunes de mes, es fiesta, se traslada al 8 de noviembre.

AA/aaOct. 2004

Notas 

1) Había otras fortalezas junto a Madrid, para la defensa de la Sierra Sur del Guadarrama -Buitrago, Uceda, Talamanca. Con anterioridad al poblamiento árabe hubo un asentamiento visigodo y el arroyo matriz podría ser el antiguo Arroyo de San Pedro que discurría por la actual calle de Segovia.
Madrid sería e lugar donde abunda la mayra, es decir, la madre de agua. En época musulmana la ciudad tuvo dos nombres, el latino Matrice, que seguía siendo utilizado por los mozárabes, y el árabe Mayrit. El nombre actual sería un híbrido que habría seguido la evolución: Magderit, Maydrid, Maiedrid. 
 

2) Con la dominación árabe empieza la importancia de Madrid. Inicialmente, Toledo sería la ciudad más importante de la Meseta y, para defenderla, se creó una atalaya a orillas del Manzanares, en la colina que hoy ocupa el Palacio Real. .A finales del S. IX el emir Muhammad I (852-886) funda la ciudad de Mayrit como una almudayna (fortaleza). Parece que este emir simplemente amuralló un recinto anterior, seguramente visigodo, (o más antiguo). La combinación de agua y pedernal dió nacimiento al emblema "fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son" al que hace referencia el mural de la Plaza de la Cerrada.  

3) Cuando los "viajes" no fueron suficientes para abastecer a la población, hubo que recurrir a aguas superficiales, algunas lejanas (El Lozoya y  el Jarama), ya que el río Manzanares era insuficiente. El agua de Madrid tiene fama por su calidad. A mediados del siglo XIX Madrid sufrió una grave crisis en el abastecimiento de agua. Los  "viajes de agua", eran insuficientes para una población des 220.000 habitantes. Había entonces más de 700 fuentes desde las que más de mil aguadores se encargaban del reparto a domicilio. Juan Bravo Murillo, entonces Presidente del Consejo de Ministros, fue el artífice de la solución , proyecto que sus contemporáneos calificaron de "ilusiorio". En 1851 se publicó el Real Decreto por el que se aprobaba la traída de aguas a la capital a través de un canal derivado del río Lozoya que llevaría el nombre de Canal de Isabel II, Reina Gobernadora. Se construyó un canal de 77 km hasta Madrid y el 24 de junio de 1858 llegaron las aguas del Lozoya a una fuente instalada en San Bernardo, enfrente de la Iglesia de Montserrat. Ese fue el comienzo de la modernidad para Madrid. En la actualidad el Canal de Isabel II abastece cerca de 5 millones de habitantes de la Comunidad de Madrid, más de 550 Mill de m3, con agua de siete ríos de la Sierra de Guadarrama: Alberche, Guadarrama-Aulencia, Guadalix, Manzanares, Lozoya, Jarama y Sorbe, además de utilizar los principales acuíferos de la Comunidad. El Canal gestiona 14 embalses siendo el de máxima capacidad el de El Atazar, con 425 Mill m3

4) Mucho se ha perdido, a veces inexplicablemente. En 1868 se destruía la iglesia más antigua de Madrid, de Santa María de la Santa Cruz, cerca de la iglesia de San Nicolás (que pasó a ser la veterana), en la zona en donde se ubica el restaurante Alnorte. El objetivo: ampliar la calle de Bailén. Hoy, una placa y cuatro piedras recuerdan el edificio, del que se conservan solo multitud de fotos. El barrio de la Puerta de la Vega, conocido por los planos de Witt desde 1635, y reflejado también en fotografías de finales del XIX, conservaba todo su aspecto medieval, arrasado sin piedad en 1885, cuando se decidió ubicar en el solar la Catedral de la Almudena, neogótica.

5)Uno de los tramos que pretende ser soterrado, mediante la apertura y cubrición de zanjas en combinación con el trabajo de grandes tuneladoras, es el que transcurre actualmente junto al río Manzanares, desde la Avenida del Marqués de Monistrol hasta el Nudo Sur, con una extensión de 5,5 kilómetros. Este lugar, denominado «Terrazas del Manzanares», está declarado Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de «Zona Arqueológica» (Decreto 113/1993, de 25 de noviembre).

1 comentario

Luis -

Entiendo que la tertulia profundizó con rigor en el desarrollo urbanístico de Madrid. No obstante, como madrileño que soy, tengo que reconocer que ha habido comentarios que han herido mi sensibilidad, comentarios que no enumeraré para intentar no ser farragoso. Sin embargo, permíteme Angel, que le cante un chotis a la tertuliana Malen, para que entienda lo arraigado del piropo al carácter madrileño:

Cuando llegues a Madrid chulona mía
voy a hacerte Emperatriz de Lavapiés
y a alfombrarte con claveles la Gran Vía
y a bañarte con vinillo de Jerez.
En Chicote un agasajo postinero
con la crema de la intelectualidad
y la gracia de un piropo retrechero
mas castizo que la calle de Alcalá.
Madrid, Madrid, Madrid,
pedazo de la España en que nací
por algo te hizo Dios
la cuna del requiebro y del chotis
Madrid, Madrid, Madrid,
en México se piensa mucho en ti
por el sabor que tienen tus verbenas
por tantas cosas buenas que soñamos desde aquí
y vas a ver lo que es canela fina
y armar la tremolina cuando llegues a Madrid.