A barlovento: Competitividad y futuro de la energía solar
La cátedra Rafael Mariño de Nuevas Tecnologías Energéticas, de la Universidad Pontificia de Comillas, y que dirige José Ignacio Linares, presentó ayer tarde (7 de febrero de 2008) el libro "Energía solar: estado actual y perspectiva inmediata". Es el tercer volúmen de la colección Avances de ingeniería: Análisis de situación y prospectiva de nuevas tecnologías energéticas.
El libro recoge las ponencias de unas jornadas celebradas en mayo de 2005 y, dada la celeridad con la que se mueve el sector, el análisis ha quedado en parte obsoleto, lo que solamente resta un pequeño interés a una publicación cuyo carácter fundamental es el de ser divulgativa, expositiva y clara, lo que se consigue plenamente. La conferencia de presentación del libro, realizada por Fernando Sánchez Sudón, director técnico del Centro de Energías Renovables (Cener), autor de uno de los capítulos, tuvo el carácter de actualizar algunos de los datos, lo que unido a la calidad profesional del conferenciante, convirtió el acto en un repaso excelente a las características del momento de esta fuente energética.
Como es sabido, el término energía solar abarca en realidad tres formas diferentes de energía: la fotovoltaica (cuya manifestación más conocida son las placas que conforman las huertas solares), la termoeléctrica y la térmica.
El 90% de las células fotovoltaicas -semiconductores dopados- siguen estando basadas en el silicio. La producción mundial ha alcanzado en 2006 los 2,5 Gw, en progresión meteórica a partir de los 1,8 Gw de 2005; la capacidad instalada fue de 6,6 Gw en 2006. Los mercados están dominados por Alemania y Japón, que agrupan 4,3 Gw entre los dos), siendo las empresas más importantes: Sharp, Q-Cells, Suntech, Sanyo, Kyocera, BP Solar, Motech, Solarworld y Mistsubishi (por cierto, que la clasificación de 2007 presenta variaciones no irrelevantes en relación con la que figura en el libro presentado, de 2005)
La competitividad de la energía fotovoltaica respecto a las fuentes tradicionales, según la agrupación ASIF-APPA, podría alcanzarse en 2020, con el compromiso de los productores de bajar sus costes desde los 44 c/kwh actuales hasta los 23,5 c/kwh (un 5,4% anual), y una subida de tarifas al consumidor gradual durante el período, desde los 14,7 c/kwh de 2007 hasta esos 23,5c/kwh. El sector pretende que el 20% de la producción energética española sea fotovoltaica, pero reclama para ello las ayudas que le permitan preparar su competitividad.
En España, actualmente, hay 500 Mw instalados de energía fotovoltaica, habiéndose alcanzado los objetivos del Plan (RD 436/2004 y RD 661/2007), que se contentaban con llegar a 371 Mw en 2010.
El sector (fabricantes de placas, empresas eléctricas, y financieras) está muy satisfecho, por supuesto, y los productores quieren colaborar con la Administración para encontrar un nuevo marco. Ideas no les faltan.
Piden que se suba el objetivo a 1.000 Mw en 2010, -y a 3.666 Mw en 2020- y están dispuestos a que se bajen las tarifas desde los 44 a los 37 c/kwh. Es decir, renuncian a 7 c de subvención por kwh, pero sugieren que debe mantenerse una diferencia de 23 c/kwh con relación a la tarifa media cargada a los consumidores (176% superior)
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Marisa -