Poemas de Encargo por San Valentín
Me preguntaste, trémula, qué tienen mis manos:
pero déjalas hacer, son dulces fieras
cuyo único interés es custodiarte.
Activas, agarran, bullen, rasgan,
te abarcan o recorren cual corceles dementes;
buscan huecos, acaso. Te tantean,
denuncian tu certeza, exponen,
huelen
tu recado oculto. En cada celda encuentran
motivos, pliegues, ritmos, puertas:
te aprenden.
A veces se cercioran de repentinos detalles:
con lentitud avanzan, se detienen, tensan
cuerdas donde se alza tu amada compostura.
Si dormidas, piensan
en tí, incorporan movimientos, se ensayan,
seguramente comprueban que sigues ahí,
llenándose de motivos de inspiración, y se estremecen
improvisando gestos, tics, dispuestas
al azar como repentinas trampas ignoradas.
Ellas te conocen también. Tú las prolongas,
las colmas un vacío de acción y cosquilleos,
y cuando despiertan, lentas,
te atraen, retornan, recuperan, alzan,
desnivelan, devastan, apresuran, afectando
tu descanso imposible mientras permanezcas en mi lecho.
(Escrito en 1973, Angel Arias, Poemas de encargo)
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