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El blog de Angel Arias

A barlovento: El poeta Angel González puesto en música

Susana Rivera, -"la viuda de Angel González"- llenó de pequeñas y emotivas anécdotas un espacio especial, el que se creó en el Salón de Actos de  las oficinas de Asturias en Madrid. Se presentaba en la sociedad matritense un proyecto un tanto retorcido, un CD de Joaquín Pixán: "Cinco versiones musicales para tres poemas de Angel González. Fue el 3 de febrero de 2009, ante una sala repleta de público.

El conjunto del acto fue un bellísimo regalo. La voz magnífica de Pixán, y las interpretaciones entregadas del chelista Guillermo Pastrana, del clarinetista Justo Sanz o del pianista Julio Muñoz a unas partituras de Antón García Abril, Milena Perisic y Zulema de la Cruz, resultaron conmovedoras. María Gil coordinó el acto con simpatía. Un dibujo de Maite Bäckman y fotografías de los intervinientes daban fondo al pequeño escenario.

Pero, que me perdonen, nada de lo nuevo fue comparable a la voz de Marta Arbas cantando "A la mar fui por naranjas", reforzada a la gaita por José Angel Hevia; y qué decir de la emoción que se desbordó por el auditorio cuando  Joaquín Pixán nos obsequió con la asturianada "Si yo fuera picador", con los tres solistas haciendo de miniorquesta, puede que improvisada, puede que en sitio no apropiado, aunque suficiente para ponernos a todos en pie, con la piel de gallo o de gallina.

Porque Angel González es uno de los mejores poetas de todos los tiempos en lengua española, pero el proyecto que le propuso en su momento Joaquín Pixán a su amigo, "para renovar los textos de la música asturiana" tiene mejor intención que plasmación. No es tan fácil poner en solfa -va sin doble sentido- unos poemas. Sobre todo, si se confiesa un propósito que no es posible conseguir, por irreal, por estrictamente inalcanzable.

Los tres poemitas del poeta asturiano son muy agradables, pero tanto la letra original de las tres canciones  asturianas en los que se inspiró, como su música, son intocables: "A la mar fui por naranjas (cosa que la mar no tiene)", "En el campo de San Roque (perdí yo la verde liga)" o "Al alba" (A dónde vas a dar agua, mozo de mulas), son tres de los grandes exponentes de la música popular de la región.

El proyecto consistió en encargar a cinco autores dotar de música a las tres recreaciones de Angel González. Como la letra es ya otra y la música, por supuesto, muy distinta, el resultado es irreconocible en relación al material original. Como se dispuso únicamente de tres letras, y se han hecho cinco versiones musicales para cada una, es imposible que el oyente aficionado retenga la forma de cantarlas, hecha, desde luego con la maestría y el encanto que pone a todas sus cosas ese maestro asturiano que es Joaquín Luxán.

No impide cuanto se diga reconocer que el CD es interesante por sí mismo y por las versiones musicales que ofrece. Recordábamos, al escucharlas, la voz con melódicos tonos gringos de Susana Rivera, la inteligente mujer a la que Angel González tuvo la suerte de acompañar unos cuantos años; con seguridad, los mejores de su vida: "Cuando Angel estaba bien, cantaba asturianadas a capela" o esta perla: "Maestro de la palabra, transformaba las frases a base de aplicar propiedades eufónicas".

También Miguel Munárriz, el delegáu, aportó su regalo al público, con esta pieza de coleccionista, del tan admirado Angel González: "Cuando el músico guarda el viloncelo/en su negro sarcófago/ el cadáver de Dios huele a resina". 

Como hay que apoyar todo lo asturiano -y más en Madrid-, compré el CD, claro. Es una buena inversión para el espíritu y una manera simbólica de apoyar una buena intención para que se recuerde a un vitalista que, según Susana -terminó así su emocionante panegírico del poeta amado-, le sigue diciendo a veces desde las altas esferas: "cállate ya"...

Incorregible. Nómenó, tocayo, déjala que se explaye: "La muyer de buen marido siempre parece soltera". Ahora, ella es tu viuda. Qué tiempos aquellos...

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