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El blog de Angel Arias

A sotavento: Las minas huérfanas y sus padres adoptivos

El 5 de noviembre de 2008 el Club Español de Medio Ambiente, del que soy desde hace años vocal de su Junta Directiva -por sublimación condescendiente, desde los tiempos en que fui su gerente-, organizará la III Jornada sobre Temas Varios Ambientales. Lo hace en colaboración con la otra Escuela de Minas, la de Madrid.

Ese cajón de sastre, como lo evidencia el título, en el que se han venido reuniendo intervenciones singulares, pero interesantes,  sobre el Ambiente, presentará con esta ocasión las ideas sobre "Las minas huérfanas"  de Gonzalo Martín Morales de Castilla, Jefe del Servicio de Asesoramiento Jurídico Administrativo de la Consejería de Industria y Empleo del Principado de Asturias.

Gonzalo es hijo de Paco Martín Diego, compañero de varias fatigas -y éxitos- en el Colegio de Ingenieros de Minas del Noroeste, y de Mari Carmen Morales de Castilla, un soporte inteligente y sensible para una familia que ha producido magníficos frutos, entre los que se cuenta, también, nuestro colega Francisco jr., Director General de Energía en Duro Felguera.

Como hacen en los programas de televisión, aprovecho para saludar a Juan Carlos Torres Inclán, presidente de D-F, un grupo asturiano que está pasando por un bache que espero recupere ritmo, por el bien de mi economía, ya que tengo algunas -pocas, obviamente- acciones en el invento que creó ese paladín del desarrollo local que fue Pedro Duro.

Las minas huérfanas -vocablo que, proveniente de Canadá, ha hecho fortuna- son las antiguas explotaciones mineros que, hoy, no tienen dueño, porque dejaron de ser rentables y fueron abandonadas por sus dueños. No son una res nulius, sino un pasivo ambiental, a la espera tal vez de tiempos mejores.

Los años han hecho de las suyas, y las han convertido en un peligro y una amenaza para los curiosos, además de pasar a la categoría de destrozo paisajístico. Se han ido depositando sobre ellas, polvo, maleza, tierras, combinados con caídas de testeros y mampostas, rotura de castilletes, anegamiento de pozos, rapiñas de hierros, y otros deterioros. Muchas de ellas quedaron muy visibles, como niños de la calle que reclaman atención inmediata, muestras de pasados más espléndidos y de iniciativas voluntariosas que sucumbieron en manos del progreso.

Claro que no hay que pensar únicamente en las minas de carbón, sino también en las metálicas -scheelita, magnesita, caolín, wolframita, pirita, rejalgar, ...- Y no hay tampoco que limitarse a las explotaciones subterráneas, sino también a tajos a cielo abierto, canteras, cortas, etc.

Esas minas huérfanas reclaman análisis específico para su recuperación paisajística, y pudieran ser incluso adaptadas para su contemplación segura por el visitante curioso o para ser convertidas en parques de recreo o puntos de enseñanza. Martín Morales de Castilla tiene un plan y, por ello, se ha convertido en el padre adoptivo de muchas de las que quedaron en Asturias, como testimonio de tiempos mejores para ellas.

He leído varias de las conferencias y escritos sobre el tema de este alto funcionario de la región asturiana, y me atraen sus propósitos. Hay que darle medios, para que se pueda completar el inventario, seleccionar los objetivos y ponerlos en valor.

1 comentario

Chus -

Hola Ángel, ¿Qué te parece la idea de Sun de publicar servidores informáticos?.

Saludos!