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El blog de Angel Arias

Jugando en corto: ¿Tiene la política sitio para la técnica -y lo temperamental, acomodo para la razón-?

Jugando en corto: ¿Tiene la política sitio para la técnica -y lo temperamental, acomodo para la razón-?

La pregunta seguramente ofende (no lo pretendo, desde luego), pero la respuesta, no. Política y técnica deberían estar bien avenidas, porque su raíz común no puede ser otra que la de procurar el máximo bienestar al ciudadano. Algún tecnicista enamorado de su ombligo habrá llegado a decir que, si se aceptaran los postulados de la técnica, no necesitaríamos que los políticos tomaran decisiones, porque lo razonable técnicamente no admitiría discusión.

Sin arriesgar convertir este Comentario en un muestrario de obviedades, parece poco cuestionable que en estas elecciones que acabamos de vivir en España, los impulsos temperamentales han superado ampliamente a los razonamientos técnicos. El efecto natural ha sido que (casi) todo el mundo, independientemente de su formación personal, ha podido involucrarse en la campaña con triviales afirmaciones mayestáticas: me gusta, no me gusta; lo quiero, lo detesto. Los izquierdosos impresentables y la derechona zafia, en fin, según el color del cristal con que se mira.

Esta campaña dirigida por los cuidadores de imagen de ambas facciones del modo de deformar la realidad, ha tenido premio. El equipo de Zapatero ha ganado las elecciones, pero también el equipo de Rajoy puede jactarse de haber mejorado en lo cuantitativo y mantenido la distancia en lo cualitativo, a pesar de los pesares. Las dos Españas están ahí, incólumes, más fuertes si cabe. Por cada sonrisa confiada en que las cosas se han hecho bien, hay una mueca de reproche convencida de que lo han hecho mal y que lo podría hacer mejor. Incapaces contra intolerantes, en fin.

La bipolarización de las alternativas y su simplicidad expositiva ha tenido una consecuencia lateral lamentable: los partidos minoritarios se han convertido en másnoritarios y, a salvo de la opción incombustible de CiU, han pasado a ser objetos de museo sociológico. El juego del debate político se ha concentrado para la próxima legislatura, en el enfrentamiento entre dos partidos, cuyas opciones políticas -nostalgias históricas aparte- sucumben ante la personalidad de sus líderes y sus entornos directos, responsables de crear un entramado de cantos de sirena y patadas en los ijares del contrario, en el que sucumben las formulaciones técnicas que permitirían encontrar soluciones a lo que nos debería importar.

Por los que nos mantenemos al margen del debate político, pero obviamente nos interesa, y por los que hemos consumido muchos años de nuestra vida en formarnos para dar soluciones técnicas -siempre en debate, nunca impuestas-, me constituyo, sin que nadie me lo hubiera pedido, en portavoz. Lo que desearíamos es que los dos partidos mayoritarios -hoy, casi únicos- afrontaran, sin miedo, la solución técnica a algunos de los debates abiertos, para los que el consenso sería tan necesario.

Técnica no significa, para mí, ingeniería únicamente. Hay cuestiones técnicas jurídicas, administrativas, biológicas, médicas, económicas,... que merecerían la apertura de los melones correspondientes. El PSOE tiene la palabra. Buena suerte.

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