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El blog de Angel Arias

Jugando en corto: Indicadores de sequía

La preocupación por las modificaciones sustanciales en los ritmos de precipitación, que estaría provocando, a los ojos de los observadores, una progresiva desertificación de algunas regiones y sorprendentes inundaciones y tormentas en otras, ha puesto de actualidad los indicadores de sequía.

El grupo de los más conocidos fue desarrollado por Palmer, con el objetivo de medir la pérdida de humedad del suelo y su relación con la disminución de los cultivos. No se trata de índices complejos, sino que están basados en la aplicación del sentido común al tema. Por ejemplo, el llamado índice de severidad de la sequía (de Palmer) permite hacer comparaciones entre las condiciones consideradas normales -determinadas a través de series históricas de duración suficiente- y las del período analizado.

Según un informe del Centro Hadley para la Predicción y lias Investigaciones sobre el Clima, aproximadamente un tercio del planeta estará desertizado para el año 2010. El índice de Sequía moderada aumentará del 25 al 50% durante el siglo XXI, y el de sequía grave, pasará del 8 al 40%, subiendo el de sequía extrema desde el actual 3% a un 30%.

La Unión Europea estuvo hasta hace muy poco preocupada únicamente por reducir el riesgo de inundaciones en las cuencas de los ríos centrales y las zonas costeras del norte, en coherencia con el presunto dominio político en estos temas que pretenden Francia y Alemania. El estudio del European Spatial  Plannig Observatory Network (ESPON) ha servido para confeccionar el mapa de riesgo de inundaciones fluviales en Europa, utilizando datos recogidos entre 1987 y 2002, y se ha incorporado la cuenca mediterránea.

La intervención de la delegación española, se ha polarizado, con éxito relativo, en solicitar la creación de un Observatorio Europeo sobre la Sequía y la Desertificación, siguiendo el modelo  del que se lanzó en nuestro país en 2006.

Porque, como ha puesto de manifiesto el Informe de Ecologistas en Acción y lo avala la experiencia directa de los amigos de la naturaleza, el 60% de los humedales españoles han desaparecido. Existen 63 humedales protegidos (acogidos al Convenio de Ránsar de 1971), con más de 282.000 Ha, y el Ministerio del ramo ha dedicado 2,5 Mill. de euros a la restauración de algunas zonas húmedas. Pero a pesar de esos esfuerzos (no muy intensos), la pérdida de áreas húmedas y el aumento de los índices de desertificación básicos es constante.

El riesgo de sequía en algunas áreas es posiblemente importante, pero no bastan las apreciaciones subjetivas, y, por ello, debería establecerse una metodología de actuación y un análisis científico. Porque una cosa son los indicadores y otra, diferente, las medidas necesarias para atajar o disminuir el alcance del riesgo, arbitrando -además- el marco jurídico adecuado.

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