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El blog de Angel Arias

Jugando en corto: Programas, personalismos y dimisiones en política

Como consecuencia de los malos resultados obtenidos en Madrid por el PSOE, ambos cabezas de lista, Miguel Sebastián y Rafael Simancas han dimitido. Las razones alegadas por cada uno son diferentes, los apoyos obtenidos entre los militantes, cualificables. Las consecuencias, sumables: la agrupación del PSOE de Madrid, en donde supongo que se integra el mayor número de afiliados de este partido, está desunida (qué paradoja) y su crisis ha salido a la luz pública, debilitando aún más la intensidad del mensaje que se intentó dar en estas últimas elecciones municipales.

¿Cuál era el mensaje?. Pensé que debía ser algo así como que el PSOE era un sólido partido de gobierno, con un programa perfectamente moderno, de estructura orgánica sólida y homogénea, y con voluntad hacia el exterior, receptiva y adaptativa.

Me he permitido comentar en este Cuaderno mi previsión de lo que iba a pasar y, si con mis escasos elementos de juicio para valorar la situación, vaticiné la derrota, tengo que suponer que en la sede del PSOE el resultado más probable era archi-esperado. La fortaleza de los candidatos-antagonistas del PP eran muy evidente, y su imagen pública, favorable.

La dificultad para encontrar un candidato/a a la alcaldía de Madrid que ofreciera digna oposición a Gallardón, se demostró ardua: todos los preferibles desde  su mayor imagen pública, escabulleron el bulto, señalando a otros o al vacío con el dedo. El sostenimiento de Simancas como alternativa a Aguirre aparecía como una compensación sicológica para quien se le había birlado la Presidencia de la Comunidad por decisión de dos prófugos; en claras palabras: por traición; pero Simancas tiene más bien la imagen -que también dió Barranco- de diligente chico de los recados.

Lo que ya no resulta tan fácil de entender es que los candidatos del PSOE no hayan contado con todo el calor de su partido. Desconozco los entresijos, pero los síntomas son muy evidentes. Los comentarios posteriores de algunos directivos de esta opción política, inequívocos: desde dentro, algunos deseaban que los candidatos perdieran, y dejaron de hacer lo posible para que no fuera así.

En lo que tengo oído y leído, el programa del PSOE para Madrid no ha sido criticado desde dentro del partido, sólo los personalismos. A mí me parece que ahí hay un error importante. Las elecciones no las pierden o ganan únicamente los candidatos, porque, si eso fuera así, habría que tratar de convencer a una figura de los media y olvidarse de los programas.

Ya les valdrá algunos, si les sirve para blanquear la expiación, que les caigan rayos y truenos en las cabezas a estos dos bucos emisarios (que, como me sucede con todo perdedor, me caen aún más simpáticos)- Pero, para mí,  donde hay que concentrar los esfuerzos de revisión no es en Madrid, sino en replantear la coherencia interna en un partido que gobierna actualmente en el Estado. Hay que hacerlo -perdón por la ingerencia- más abierto, de funcionamiento más democrático, y, sobre todo, más ilusionado, menos fachada y más trabajo interno, y no solo político, sino técnico.

El síndrome de la UCD planea sobre todos los partidos políticos que tienen muchos barones que guardan sus ideas para emplearlas, preferentemente, cuando les llegue su ocasión. El PSOE parece haber caído víctima de ese maleficio.

Así no se ganan las elecciones, y menos, si enfrente se tiene a profesionales que lo están haciendo bien y detentan ya el poder. Aunque desde su oposición se pretenda ver fisuras en el apoyo que les presta su partido, viendo la paja en el ojo ajeno sin notar la viga de ala ancha en el propio. Esa falta de objetividad en juzgar lo que pasa, magnifica la labor del criticado, porque para el electorado independiente que, aquí y en todas partes, son (somos) mayoría lo que cuentan son las nueces.

 

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