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El blog de Angel Arias

Reconocimiento de su Magna Dedicatio a los ingenieros Rafael Fernández Rubio y Andrés Lara Sáenz

Reconocimiento de su Magna Dedicatio a los ingenieros Rafael Fernández Rubio y Andrés Lara Sáenz

Llegué tarde al acto de entrega de las medallas que el Instituto de Ingeniería de España concedió a los ingenieros Rafael Fernández Rubio (Minas) y Andrés Lara Sáenz (ICAI), así que me perdí sus brillantes discursos.

Yo tenía justificación, empero. Figuraba en el Comité Electoral para renovación parcial de la Junta del Colegio de Ingenieros de Minas de Centro, a la que pertenezco, como vicedecano por Madrid, y estuvimos hasta las nueve de la tarde ocupados en el recuento de votos.

Me contaron que las disertaciones de los dos homenajeados fueron, además de interesantes, divertidas. Excepcional combinación de cualidades, casi perdida, la de ser, a un tiempo, inteligente y entretenido.

Ambos indiscutibles maestros de muchas generaciones, premiados ahora por su dedicación "Magna" al Instituto de la Ingeniería y, en general, a la profesión de ingeniero, tienen de forma sobrada estos dones, por lo que es un gozo -una gozada, habría que decir, para utilizar un término más actual- escuchar algo de lo mucho que tienen que decir.

La foto que presento en este Comentario se la tomé al matrimonio Fernández Rubio, es decir, a Sagrario y a Rafael, cuando ya estaba todo el mundo acabando las vituallas (es un decir, pues estamos en épocas de austeridad) del cóctel posterior a los discursos de agradecimiento.

Les pedí que posaran para este blog y accedieron con una sonrisa.

Me une con esta pareja fuera de serie una amistad de muchos años y, por tanto, entretejida con cientos de anécdotas, pequeñas y grandes, todas ellas impregnadas del afecto que me dispensan y que yo, como bien nacido -que ahora no sé ni siquiera cómo se expresaría- les compenso como puedo, con admiración y respeto.

Hubiera querido incluir también una foto de Lara, un joven de noventaydos años, pero se me escurrió mientras yo estaba entretenido escribiendo algo en el Libro- Recuerdo de Rafael Fernández Rubio.

Me contaron que Andrés Lara afirmó en la conferencia -con el aire socarrón del que gusta de contar historias- que tenía algunas razones para no buscar mucha conversación con los taxistas, en especial cuando tenía que desplazarse hacia el IIE, de las que se refirió a tres: Un taxista le comentó, admirado por la magnificencia del edificio, "¡En vaya casa vive Vd!."; otro, "Ya le pagarán bien, trabajando a estas horas" (cuando explicó a un curioso que le condujo a horas tardías, que trabajaba en el Instituto, lo que, como todos los miembros de las Comisiones, hace gratis) y uno más, al saber su edad: "¡Anda!¡Qué bien está usté!¡Menuda vida que se dió!".

Fue Andrés el que preguntó a la sala cuántos de los que allí se encontraban habían sido sus alumnos. Se levantó un mar de manos, la mitad del auditorio. Si Rafael hubiera preguntado lo mismo, se hubieran alzado las de la otra mitad.

De quienes peinamos alguna cana y cuando el árbol de la edad empieza a inclinársenos, tiene especial valor que aún sigamos diciendo, de personas así, "Seguimos aprendiendo de vosotros, maestros".

Porque, con la Magna Dedicatio impresa en su carácter, antes de que les hubieran concedido medalla o galardón alguno, porque esta vocación es un gen peculiar suyo, innato, ellos, los maestros Lara y Fernández Rubio nos van a seguir enseñando, haciendo bien las cosas, dedicándose a mejorar lo que tengan entre manos.

 

1 comentario

Juan Carlos Garcia de los Reyes -

Te felicito por tu blog y por el sentido articulo que has hecho sobre estos dos premiados!!